La ciudad de México está asentada en un ombligo mesoamericano. En sus alrededores se desdoblaron algunas de las culturas prehispánicas que eligieron sus hogares en zonas naturales ricas, hermosas e inusuales. Hay decenas de lugares que deberías considerar como memorables complementos de tu visita a la ciudad.
Gracias a que están a una distancia menor a 150 kilómetros, puedes malabarear en viajes de un solo día (saliendo temprano por la mañana y regresando al atardecer), paradisíacos parajes que rodean la capital. Se trata de sitios en los que confluyen la majestuosidad natural y milenarias expresiones arquitectónicas, así como rincones geológicos que garantizan experiencias inolvidables.
Aquí algunas ineludibles referencias:
Teotihuacán
Conocemos su nombre en mexica, pero lo desconocemos en su lengua nativa. Una imperiosa e impresionante ciudad abandonada desde tiempos de los aztecas; un misterio. Sus inicios son inciertos; se construyó hace dos mil años y se cree que su abandono fue en el siglo VII. Sus dos emblemáticas pirámides, la del Sol y la de la Luna -por cierto, se desconocen sus nombres iniciales- son de las más grandes y majestuosas de Mesoamérica. Se cree que fue una de las primeras ciudades multiculturales, es decir, un centro urbano donde convivían etnias de distintos orígenes. Está a solo 45 kilómetros de la ciudad de México, y es una experiencia arrobadora.
Enclavado en un sitio geológico poco usual, está asentado en una zona llamada de transición: ahí confluyen las fronteras del Eje volcánico y la depresión del Balsas. Su peculiaridad geológica provoca la cadena de montañas pedregosas que lo circundan, repletas de vegetación en época de lluvias. Indescriptiblemente, la forma de sus montañas fulguran un misticismo inexplicable.
Está a unos 81.2 km del DF.
Prismas balsáticos de Huasca de Ocampo
Además de dos famosas exhaciendas convertidas en hoteles, Santa María y San Miguel Regla, encontrarás los ensoñadores prismas basálticos: formaciones de roca en forma de prismas, que se aprietan como un ejército de tamaños disímiles. Es una formación surrealista y poco usual. Imagina una barranca de prismas, cada uno acomodado en relieve, como una gran instalación rodeada de bosques y alimentada por agua de manantial. Una gran escultura geológica.
Está a 128 kilómetros de la ciudad de México.
Nevado de Toluca
Un espectacular volcán nevado, erigido entre valles. Tiene una altitud de 6,408m. Su geometría es exquisita, y da la impresión de que se trata de un hombre desnudo -de hecho su nombre en náhuatl, Xinantécatl, significa eso. Tiene un cráter de forma elíptica y dos lagunas en su interior. Es un parque natural y se puede acceder a él hasta la pluma.
A 98 kilómetros del DF.
Malinalco
Es un poblado colonial coronado por el cerro de los Ídolos, un santuario prehispánico tallado sobre la misma roca. Era un adoratorio monolítico donde se hacían ritos dirigidos a Huitzilopochlti, el dios del Sol. Hay además otros 35 vestigios arqueológicos.
A 140 km del DF.
Imagen: Pop Martian / flickr