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¿Y si rescatáramos los ríos de CDMX?

Parece que una vez que las ciudades tienden su manto de concreto sobre el paisaje todo está perdido, pero no es así. Mientras en una época la urbanización sin límites se vio como un señal de progreso en muchos lados, ahora se están replanteando los beneficios de rescatar las joyas naturales ocultas.

Muchas ciudades en el mundo se están sumando a la tendencia de rescatar ríos entubados convirtiéndolos en vibrantes espacios públicos donde la urbe se reencuentra con sus orígenes.

Originalmente, la idea de entubar ríos tuvo que ver con resolver problemas de inundaciones, contaminación o demanda de espacio; algunas veces estos ríos dieron nombre a las calles que corrían sobre ellos, otras veces fueron simplemente olvidados. Sin embargo, siempre han estado ahí; pueden desviarse, pero no puede evitarse dar flujo al agua que naturalmente busca abrirse camino.

Uno de los casos más emblemáticos de rescate ha sido el del río Cheonggyecheon en Seúl. Este río fue entubado y reemplazado por una autopista en los 70 considerada símbolo de la modernidad y un logro de ingeniería. Cuando 40 años después la construcción empezó a tener desperfectos las autoridades decidieron, en vez de emprender una reestructuración masiva, rescatar el río. Ahora el lugar se ha convertido en un espacio icónico de la ciudad, recibiendo cada semana a cerca de medio millón de visitantes.

Río Cheonggyecheon, Seúl

Entre otros ejemplos podemos contar el arroyo Arcadia en Kalamazoo, Michigan, el Broad Branch Stream en Washington D.C., el río Saw Mill y el Sunswick Cree en Nueva York y el Neglinnava en Moscú.

El impacto de estos proyectos no sólo ha sido ambiental sino también económico. Estos ríos absorben mejor el agua de las tormentas, ahorran el dinero utilizado en reparar la infraestructura, favorecen la biodiversidad y ayudan a regular la temperatura en el área. Además, muchos de estos proyectos han ganado en flujo de turismo y calidad de vida.

La imagen de un río crea conciencia entre los ciudadanos generando ideas de reducir la contaminación, generar más espacios verdes y, en general, reencontrarse con el paisaje que la ciudad ha mantenido oculto.

En la ciudad de México tenemos más de 40 ríos, de los cuales la mayoría se encuentran entubados y cada temporada de lluvias se desbordan causando numerosas inundaciones. Imagina qué pasaría si rescatáramos el río de la Piedad, el río Churubusco o el río Magdalena. Varias iniciativas como Picnic en el Río lo han hecho e, incluso, varios urbanistas han presentado proyectos al gobierno con ideas para que esto suceda. Sólo es cuestión de tiempo; tarde o temprano, los ríos de CDMX volverán a ver la luz del día.

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