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Planetarios, la fascinante recreación de las estrellas en la Ciudad de México

La posibilidad de proyectar un cielo estrellado en la cúpula de un recinto, en nuestros techos en forma de planetarios ?incluso con gran ambición por volver el universo palpable?, es quizás el resultado de un hecho asombroso que le da entrañable sentido a nuestras vidas: el saber que todos somos polvo de estrellas.

La teoría más aceptable sobre el origen del universo nos lleva a entenderlo en aproximadamente 13,750 millones de años. Las primeras estrellas que nacieron de "la gran explosión" cocinaron desde sus núcleos efervescentes al hidrógeno, el elemento más suave y ligero del universo. Aquí surgieron condensaciones de elementos más pesados que ulteriormente saltarían hacia todos los firmamentos del cosmos. Una vez que dichas estrellas primigenias consumaron su tiempo de vida, dieron lugar a numinosas supernovas o explosiones estelares que, como una cazuela mágica con aditamentos y sazones especiales, crearon nuevas estrellas, planetas y vida orgánica. Los átomos que constituyen la vida en la Tierra y los átomos que componen incluso al cuerpo humano provienen de esa enigmática alquimia estelar que en su momento también originó a una estrella.

Si los seres humanos somos polvo de estrellas o bien, somos una estrella podríamos decir entonces que somos parte del alma de un universo, aquel que en indefinidas ocasiones nos ha llamado para que volteemos al cielo y observemos que nuestro reflejo vivo se encuentra allá afuera a máxima escala, observando que por cada uno de nosotros se encuentra una ramificación compleja de microcosmos fabricando ideas. Numerosas teorías cosmogónicas nos han llevado a recrear el impecable orden natural del universo mediante herramientas complejas que facilitan el estudio de los cuerpos celestes así como la inspiración de poseer al infinito en una sala; un planetario.

 

Sobre planetarios

El primer prototipo que se tiene registrado como precursor fue el diseñado por Arquímedes "el genio de Siracusa", aproximadamente en el año 212 a.C. En él se mostraban los movimientos del Sol, la Luna y cinco planetas. El matemático griego Pappus de Alejandría menciona en uno de sus escritos que Arquímedes había redactado un manuscrito acerca de la construcción de estos mecanismos, éste se titulaba “Sobre hacer esferas" sin embargo, dicho papel no ha sido hallado hasta la fecha.

Fue en el siglo dieciséis donde aparecieron los primeros intentos "oficiales" por simular el movimiento aparente de la bóveda celeste con la fascinante impresión de estar dentro de una esfera. Andreas Busch, Charles Long y Wallace Atwood fueron algunos de los astrónomos lúcidos que recrearon el universo en una gran sala esférica, misma que con el paso de los años se transformaría en semiesfera; una gran cúpula celeste por encima de sus observadores a la que ulteriormente se le agregaría un proyector al centro para darle movimiento. Hasta aquí los costos de estos planetarios resultaban excesivos, y no fue sino hasta la brillante idea del periodista y amante de la Astronomía, Arman Spitz que, con ayuda de algunas sugerencias de su colega Albert Einstein, desarrolló un sistema de proyección de estrellas mucho más económico que consistía en proyectar sobre la bóveda los puntos luminosos que representarían las estrellas. El efecto lumínico de esta sala regalaba inmersión a un universo que se desdoblaba frente a cientos de ojos; ya no había por qué esperar a aventurarse al exterior.

Con el paso del tiempo otros proyectores lograron simular la Vía Láctea, las coordenadas astronómicas y el globo terrestre. Jugar un poco con nuestra percepción sensorial mediante los planetarios ha sido y sigue siendo una herramienta útil para contar relatos cósmicos y descubrir que sus parábolas son el inicio de nuestra historia misma.

 

El primer planetario en México

El primer planetario en América Latina se encuentra en la Ciudad de México. Se trataba de un “Spitz Planetarium” fabricado en 1950 por la inicialmente hermética Sociedad Astronómica de México (SAM). Este era un gran grupo de divulgación científica donde figuraban principalmente los presidentes Porfirio Díaz, Francisco I. Madero, José María Pino Suárez y José López Portillo, además de importantes siluetas de la cultura y la ciencia como Amado Nervo, Francisco Gabilondo Soler alias "Cri-Cri", Luis Enrique Erro, Justo Sierra y Guillermo Haro.

Dicha sociedad fue impulsada por el profesor de Física Luis G. León y su esposa, seducidos por el sorprendente hallazgo de la supernova en la constelación de Perseo, descubierta por su colega Felipe Rivera el 1 de febrero de 1901. León y compañía utilizaron a la SAM y posteriormente a su planetario para hacerle llegar a toda la ciudad el hermoso conocimiento sobre los astros, que para entonces no se tenía muy clara la posibilidad de que fuese un tema relevante. Ubicado en un modesto edificio Art Decó en el Parque Álamos, el primer planetario cuenta con un telescopio que donó Luis Enrique Erro, fundador del IPN, y una fastuosa biblioteca con más de 5 mil libros, algunos de ellos obras científicas que datan al año 1600.

 

Planetarios en CDMX

Pese a que el primer planetario de la capital y de nuestro país ya no se encuentra abierto al público, la Sociedad Astronómica de México creó dos recintos en donde puedes disfrutar de un espectáculo astral dentro de hermosas reservas ecológicas en la ciudad:

*En Parque de los venados: Av. División del Norte, esquina con Miguel Laurent S/N

*En Álamos: Parque Coronel Felipe Xicoténcatl esquina Isabel la Católica y Cádiz s/n colonia Alamos.

 

Así mismo puedes encontrar dos de los planetarios más prestigios del país justo en dos de las mejores universidades de la ciudad de México:

Planetario Luis Enrique Erro del Instituto Politécnico Nacional  (IPN)

Av. Wilfrido Massieu esq. Luis Enrique Erro s/n, Gustavo A. Madero, U. Profesor Adolfo López Mateos

Planetario José de la Herrán, UNIVERSUM (UNAM)

Circuito Cultural de Ciudad Universitaria S/N, Coyoacán, Ciudad Universitaria

 

Otros planetarios en la capital:

Planetario MUTEC

Avenida Grande del Bosque s/n, 2a. Sección del Bosque de Chapultepec.

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