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La Colección Stavenhagen: La expresividad y armonía del pasado prehispánico

Hubo en el siglo pasado un grupo de alemanes que llegaron a México huyendo de la guerra, que apreciaron el mundo prehispánico desde una visión nueva. Vieron en las ruinas de la Conquista, un universo rico y estimulante desde el punto de vista estético. Fueron capaces de separar la utilidad y el rito de muchos "objetos" y ver en ellos su forma y su expresividad.

Recordemos, por ejemplo, el ahora clásico Escultura y cerámica del México antiguo de Paul Westheim, autor también del apreciable ensayo titulado La calvera, una profunda y amena reflexión sobre la atracción de la cultura mexicana por la muerte. No olvidemos tampoco la recuperación que hiciera Mathias Goeritz de las formas de la escultura y la arquitectura prehispánica y la influencia gigante que impactó en el arte moderno de nuestro país.

Al igual que Westheim y Goeritz, Kurt y Lore Stavenhagen se dejaron sorprender por la inquietante belleza y expresión de los restos de las culturas prehispánicas. Desde los años cuarenta acumularon con paciencia y buen tino una enorme cantidad de piezas prehispánicas, principalmente de cerámica y de pequeño formato, que da una idea muy distinta de la monumentalidad con la que suele vincularse al mundo precolombino.

La colección se encuentra ahora en el Centro Cultural Universitario Tlatelolco, en el edificio que fuera la Secretaría de Relaciones Exteriores construido por Pedro Ramírez Vázquez, un arquitecto que entendió bien la relación del bloque y el espacio de la arquitectura prehispánica. En uno de los pisos del edifico se exhiben más de 500 piezas en salas breves de carácter temático como la vida cotidiana, la expresión y el lenguaje corporal, animales de compañía, o la vida y la muerte.

La característica principal de la exposición de estas piezas es el punto de vista estético, sutil e incuestionable, de la pareja Stavenhagen. Las piezas reunidas poseen una delicadeza a la que no estamos relacionados con respecto a las culturas prehispánicas. Hay figuras de inmensa ternura y vitalidad, mujeres embarazadas, hay también piezas de carácter lúdico, niños que juegan, o representaciones en cerámica de hombres y mujeres disfrutando plácidamente del sexo.

La visita a la Colección Stavenhagen nos permite descubrir un ángulo distinto de las culturas prehispánicas, esto en el sentido de ver en lo que quedó, una dimensión artística que pocas veces se destaca, además de dejarnos disfrutar del edificio de Pedro Ramírez Vázquez desde otra perspectiva ajena a la burocracia.

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