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Mariel Cortés: La femineidad suspendida

Vivimos capturados en el imperio de las imágenes fáciles. El nuestro, es un mundo sobrepoblado por cuadros tramposos donde abundan las repeticiones, la inmediatez, la saturación, la chatarra, la estupidez y en general toda variante de basura visual. Por eso resulta especialmente complicado encontrar imágenes que destaquen por poseer algún tipo de valor. Y más complejo aún, es hallar a un artista capaz de proponer un discurso, idealmente, profundo o cuando menos, coherente. Mariel Cortés es una de esas excepciones. Ella posee una de esas miradas poco frecuentes que nos permiten descansar el espíritu después de una dura y tóxica jornada visual. 

Fotógrafa y cineasta, Mariel Cortés, a pesar de su corta edad (27 años) ya puede presumir de tener una personalidad fuerte y definida, además de una dirección clara y un estilo propio que destaca. Su mundo es de sueños en porcelana y de partículas desenfocadas, éstas iluminan su obra personal, pero son de tal fuerza, que inevitablemente salpican sus sesiones publicitarias, series para revistas de moda, o incluso sus trabajos como cineasta.   

El de ella es un universo poblado por texturas, de ausencias, habitado sobre todo por mujeres; algunas con cuerpos cortados, semidesnudas, casi todas de mirada perdida. Figuras sugerentes de una femineidad suspendida. El universo que Mariel retrata parece ser el de espacios abandonados que llevan a bosques infinitos o cielos aplastantes. Un lugar en el que ella misma se inserta frecuentemente pues los autorretratos son comunes en su obra, imágenes de sí misma en fragmentos, oculta. En su propuesta no abundan las sonrisas y una sutil capa de tristeza domina la atmósfera. Y esa es su firma, pues es una artista de atmósferas, nostálgica siempre y en cada fragmento, sin importar si se trata de un primer plano o de un plano abierto.    

Porque si algo le debemos exigir a un artista, de cualquier disciplina, es que posea un timbre personal, un tono que lo haga único e irrepetible. Algo que pareciera obvio, es al mismo tiempo muy complicado de encontrar. Y ella lo tiene, en Mariel flota la melancolía como una de las muchas capas que podemos distinguir en su obra. 

Al contemplar su trabajo, dejamos nuestros ojos en buenas manos. Podemos ir a dormir tranquilos al saber que no todo está perdido. Hay una pepita de oro brillando al fondo del río. Además, si seguimos con atención la evolución de su carrera, podemos asegurar que se trata de una artista que evolucionará y en el futuro nos sorprenderá. Así que si usted es de paladar exigente, dese unos minutos para conocer a esta joven artista mexicana que tiene algo valioso y excepcional por compartir. No se arrepentirá. 

 

 

Instagram: @mayemariel

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