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¿Es esta la capilla más pequeñita de México?

Se trata de una estructura religiosa única en su índole a nivel nacional.

Además de los rituales religiosos que allí se llevan a cabo, la gran diferencia entre una iglesia y una capilla es el tamaño. La primera suele ser un espacio amplio, que da cabida a decenas de bancas, un grande altar e inclusive un área para el coro.

En cambio las capillas fungen más como ermitas, es decir, un lugar pequeño donde la principal actividad es la oración.

En la Ciudad de México, existe una profusa cantidad de parroquias, catedrales, iglesias y capillas, que comenzaron a erigirse desde la época del virreinato. Pero destaca una capilla por sus pequeñísimas dimensiones, que han catalogado como la más pequeña de la ciudad.

Se llama la Capilla del Señor de la Humildad, pero popularmente se le conoce como la Iglesia de Manzanares, por estar situada en la calle del mismo nombre. Al tratarse de una edificación tan chica, se presta a que sean los niños quienes más la frecuentan.

Existen distintas versiones que hablan de su origen. Algunos autores afirman que se trata de una de las siete capillas que Hernán Cortés mandó construir en el siglo XVI en los alrededores del centro de la Nueva España. Se presume que esta es la única que se mantiene incólume, en la mitad de una concurrida calle de lo que hoy conocemos como el Centro Histórico.

La fachada de dicha capilla ha sufrido algunas modificaciones, por el hecho de que cientos de automóviles transitan por sus aledañas calles. Pero pese a estos cambios de estructura, el estilo barroco del atrio, el campanario y otros detalles arquitectónicos, aún prevalecen en la estética de la ermita.

La festividad más importante de la capilla se celebra el 6 de agosto, el día del Santo que funciona como el patrono del lugar. Durante este festejo, los vecinos de la zona organizan una misa y más tarde, una fiesta en donde los niños se disfrazan para dar vida a pasajes bíblicos.

La Iglesia de Manzanares es un lugar que desde hace siglos ha colmado a los habitantes del centro con paz y tranquilidad, al ser el espacio religioso más visitado de la zona. Es sin duda un claro ejemplo de la arquitectura religiosa que permea la ciudad, especialmente el territorio con más tradición e historia de la misma: el Centro Histórico.

Fuente: El Universal.

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