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Sobre el peculiar origen de la palabra “teporocho”

teporocho

Los antecedentes del término "teporocho" se remontan a principios del siglo XX.

 

Indudablemente, en más de una ocasión, has escuchado o usado el término "teporocho" para describir a una persona alcohólica que ves caminando sola por la ciudad. Lo cierto es, que esta palabra comúnmente se utiliza en México. Y es que su origen tuvo lugar en la Ciudad de México, en el Centro Histórico para ser exactos.

Una de las teorías más contundentes (y quizá populares) acerca del término, se le atribuye a Jesús Flores Escalante, un escritor e investigador de la cultura popular de México. En su obra Morralla del caló mexicano, el autor menciona que la palabra "teporocho" surge en el Mercado de la Merced.

A principios del siglo XX, un puesto del mercado tuvo la brillante idea de vender por las mañanas un remedio para la resaca. Se trataba de una simple infusión de té, de canela y naranja que fungían como la cura perfecta para la cruda. ¿Por qué? A estos tés, les añadían "piquete", comúnmente aguardiente para atraer a los borrachos que despertaban derrotados después de una noche llena de alcohol.

Este puesto vendía sus tés a 10 centavos, lo cual era un poco caro para la época. Su popularidad se extendió tanto, que una señora decidió copiar la idea y poner un puesto justo enfrente del original.

Para diferenciarse de su competencia, el nuevo puesto comenzó a vender los tés a 8 centavos, y con el objetivo de atraer la atención de los clientes frecuentes del otro puesto, la señora colocó un gran letrero que decía "Té por ocho".

Pronto los borrachos de la zona empezaron a decirse entre ellos: "Vamos por el té por ocho", y como es de imaginarse, el término perduró hasta convertirse en el adjetivo que describía a estas personas que después de una borrachera buscaban un remedio para curar su cruda.  

La palabra comenzó a ganar notoriedad en la Ciudad de México y el centro del país. Pero su popularidad llegó en la década de los 70, con la película mexicana de Chin Chin el Teporocho del director Gabriel Retes. El filme estaba basado una novela del periodista Armando Ramírez.

Narraba la historia de un joven que se vuelve adicto a la "teporocha", una bebida alcohólica con sabor a tamarindo. Entre la película y los puestos del Mercado de la Merced, el término acabó por ser un sinónimo de borracho. Hoy por hoy, es una palabra que comúnmente los capitalinos utilizan para hacer referencia a los alcohólicos que se encuentran en las calles, casi siempre con una botella en mano.

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