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El paso del Zapatismo por Milpa Alta

Milpa Alta acogió al Zapatismo; éste les habló en el lenguaje emocional y de justicia que sus habitantes guardaban en su memoria.

 

Malacachtepec Momozco, hoy Milpa Alta, es una de las delegaciones de la Ciudad de México, una que incluso hoy, es un mundo aparte. Parece irreal que esta delegación albergue hasta 15 mil hectáreas de bosque y esté rodeada por 6 volcanes.

Por su misma geografía, ha sido el espacio de la ciudad donde se conserva una parte de la población campesina. Esta delegación es la principal productora de nopal a nivel mundial. "Esta región indígena permaneció, hasta mediados del siglo pasado, relativamente ajena al ímpetu modernizador de la gran ciudad" señala Alicia E. Eguiluz de Antuñano en su artículo al respecto.

"Milpa Alta se mantuvo en un relativo aislamiento. Según se dice, las familias de Tenochtitán y Tlatelolco que pudieron escapar a las matanzas de Cortés, fueron acogidas por Milpa Alta" continua Eguiluz.

En ese relativo aislamiento, gracias al cual muchos de sus habitantes continuaron hablando náuatl por siglos, se configuró una estrecha relación con el estado de Morelos (tierra natal de Emiliano Zapata), más incluso, que con la Ciudad de México, que iba transfrormándose en el supuesto progreso.

Por lo anterior, cuando surgió el zapatismo de la Revolución, los habitantes de Milpa Alta, que habían sufrido tantas vejaciones, se vieron altamente atraídos por la ideología detrás del movimiento. Un testimonio de Doña Luz Jiménez (habitante de Milpa Alta), relata:

Un día llegó un gran señor Zapata de Morelos. Y se distinguía por su buen traje […] y fue el primer gran hombre que nos habló en mexicano […] Todos esos hombres [que venían con él] hablaban el mexicano […] se entendía lo que decían (Gomezcésar, 2009: 101).

Cuando la Revolución, Zapata se percató que Milpa Alta era un poblado que fungía como mirador natural, un espacio práctico para vigilar la movilización de los carrancistas. Cuando los zapatistas se dirigían a la Ciudad de México, poco antes de promulgar el Plan de Ayala (que pugnaba por la devolución de las tierras a los campesinos) se establecieron en Milpa Alta; lo anterior por su latitud estratégica, pero también como anteriormente apuntábamos, pues aquí se generaba una empatía profunda por parte de los habitantes con su causa: los habitantes de Milpa Alta eran inhumanamnete explotados en las haciendas aledañas como la Hacienda de Santa Fé de los Ahuehuetes.

El contingente de zapatista se detuvo específicamente, y sobre todo, en San Pablo Oztotepec, donde instaló su cuartel y donde hoy se levanta un simbólico museo.

Este cuartel, además, se erigió simbólicamente en una casona del siglo XIX. Hoy ese mismo recinto es el orgulloso depósito del Museo del Cuartel Zapatista donde se exhiben manuscritos del Plan de Ayala, cartas auténticas zapatistas concebidas desde ahí, fotos y también una placa que memora el que, casi cien años después, el EZLN (Ejército Zapatista de Liberación Nacional) hiciera parada en este memorable sitio.

 

Milpa Alta, por apoyar a Emiliano Zapata y sus seguidores, sufrió repercusiones por parte del gobierno en ese entonces, aunque también, gracias a ese afán, recuperó tierras comunales que aún hoy se continúan labrando.

…los zapatistas pedían que les regalaran cosas, por ejemplo el zapatista que no llevaba gabán o no llevaba huaraches y aquél llevaba, le decía: regálame tus huaraches y sí se los daban; así lo pedían, pero nunca a la fuerza, por eso los querían… (Gomezcésar, 2009: 114).

Si el paso de Zapata por estos lares pareciera efímero, no fue así en la impresión que dejó en sus habitantes; sembró un eco en los nahuas y campesinos que ahí vivían que aún hoy se respira en una resistencia persistente, digna, milenaria.

 

/ Imágenes: 1) Interim Archives;  2 y 3) Creative Commons

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