Con una exposición y un boleto especial se cierra un año lleno de Cervantes.
Hace cuatro siglos en algún lugar de La Mancha, en una polvorienta cárcel de España, nació un personaje literario que ha trascendido el tiempo. Un caballero entregado por completo al poético arte de la locura que se hacía llamar Don Quijote. El padre de este singular héroe, que confundía los molinos con gigantes, fue el escritor Miguel de Cervantes y Saavedra, y su sola vida fue una gran novela.
Para resumir, podríamos decir que Cervantes nació en España en el siglo XVI. En su vida fue muchas cosas. Fue soldado en la batalla de Lepanto donde perdió una mano. Fue prisionero de guerra en Argel y espía de varios reinos. Pero sobre todo, fue un novelista, dramaturgo y poeta que estaba destinado a cambiar el horizonte de las letras y que escribió la primera gran novela moderna de la historia. Murió a los 68 años en Madrid, un 22 de abril de 1616.
Este año el mundo conmemoró 400 años de su muerte y México no fue la excepción. El Centro Cultural España y la Embajada Española organizaron durante 2016 un amplio homenaje al genio ibérico con más de 60 actividades diversas. Para cerrar con broche de oro estos entrañables eventos en honor al manco de Lepanto, y con la ayuda del gobierno de la CDMX, dichas instituciones han llevado el inmenso legado de Cervantes al corazón del transporte público de esta metrópoli.
Con el objetivo de rendir un tributo en grande, el Sistema de Transporte Colectivo Metro de la CDMX, sacó un boleto para recordar 400 años de la muerte de Miguel de Cervantes, por lo que en los próximos días se pondrán en circulación 5 millones de tickets con el hermoso sello conmemorativo: #400Cervantes.
Además, en el Metro Pino Suárez se inauguró El Quijote imágenes y artista, una exposición orquestada por el Museo Franz Mayer en la que los miles de usuarios de la emblemática estación podrán apreciar una compilación de grabados de El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha. Es importante destacar que las obras de dicha muestra no se enseñan a menudo, por lo que ésta es una oportunidad única que no hay que perderse.
Sin duda, el boleto y la exposición pueden traducirse en nuevos lectores para una de las más viejas y maravillosas obras jamás escritas. Esperamos que el Quijote sea recibido como se merece en nuestra capital.
