Un santuario modernista, con detalles góticos que vive en la CDMX
Juan Sordo Madaleno (1916-1985) nació en la Ciudad de México, estudió en la Escuela Nacional de Arquitectura en la UNAM y fundó su despacho en 1937. Entre sus obras destacan la Plaza Satélite, el Hotel Presidente Ciudad de México, Plaza Universidad y el Palacio de Justicia.
El despacho que fundó actualmente sigue construyendo bajo la dirección de su hijo Javier Sordo Magdaleno. Hacen todo tipo de proyectos en la República Mexicana como el Nuevo centro urbano ARTZ en Pedregal.
Uno de los proyectos destacados de este arquitecto mexicano es la iglesia de San Ignacio de Loyola. Una obra que pertenece al movimiento modernista por su carácter simple y su rechazó al lenguaje clásico, pero que sin embargo, retoma ciertas características tradicionales como la planta sutilmente en forma de cruz latina que viene de una herencia cultural de Europa Occidental.
Los muros se desplantan con cierta inclinación hasta que se encuentran con el muro perpendicular, formando una cruz en el techo y un triangulo isósceles muy esbelto en la fachada que te da la sensación de que el edificio es más alto de lo que realmente es, parecido de cierta manera a las agujas de las iglesias góticas. Durante está época se estaban construyendo otras iglesias modernas como La Virgen de la Medalla Milagrosa de Félix Candela.
La estructura metálica aparente a dos aguas con placas prefabricadas para cubrir los claros y recubiertas con cerámica mexicana. El espacio sagrado se ilumina por tres grandes vitrales que se encuentran en los extremos laterales y en la entrada de la iglesia. Los pisos son de piedra natural, y todos los materiales son aparentes como parte del discurso modernista.
La iglesia fue una colaboración con el arquitecto José Adolfo Wiechert, y se encuentra en Seneca 310 Polanco, al lado del Palacio de Hierro. Ahora, abre sus puertas 36 años después de que abriera la iglesia.
