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Picasso y Rivera se apropian de Bellas Artes

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Prepárense para ver la exposición más esperada del año en la CDMX.

 

Hubo un momento en la historia en el que Diego Rivera y Pablo Picasso eran camaradas, y dedicaban sus encuentros a debatir sobre el arte moderno en la vida de las personas, el cubismo, el inconmensurable poder de un lienzo y todos esos temas que mantenían inquietos a los genios de principios del siglo XX.

Las diferencias entre estos dos pintores son muchas, podríamos empezar por decir que Picasso nació en Málaga, una pequeña provincia al sur de España, mientras que Rivera lo hizo en Guanajuato. Pablo empezó su carrera casi al nacer, se dice que su primera palabra fue pincel, y Diego tuvo que surcar los prejuicios de su padre para encontrar su voz como artista.  

Imagen: Swagger 

De hecho, si uno se para frente a sus respectivas pinturas, descubrirá que hay un universo de distancia entre las técnicas y temas que presentan. Mientras Diego Rivera pintaba con una estética racionalista los grandes muros de México, Picasso se dedicaba a perfeccionar el Cubismo, a hacerle su lenguaje y construirle su poética.

Se conocieron en 1913, Rivera era un joven pintor que soñaba con ser parte de las vanguardias europeas que regían el mundo del arte. En alguno de sus días en París conoció a Picasso, una leyenda viva, que inmediatamente lo adoptó. Desde ese momento se generó entre ellos una relación de amor y odio, que terminó cuando el mexicano acusó al malagueño de plagiar su pintura Paisaje Zapatista.   

Hombre apoyado en mesa: Picasso

Paisaje Zapatista: Diego Rivera 

En adelante sus caminos se separaron, pero las similitudes entre Rivera y Picasso empezaron a sumarse. Ambos buscaron con su arte darle una cierta dignidad a sus pueblos. Los dos usaron como inspiración el legado de las civilizaciones antiguas (Grecia, Roma y Mesoamérica) para hacer sus lienzos más entrañables.

Pero su coincidencia más grande radica en que sus pinturas tratan esencialmente de la condición humana. Mientras El hombre controlador del universo nos hace ser parte de una utopía, el Guernica desenmascara el terror de la guerra. Picasso pintó a Dora, Rivera a Frida y podríamos quedarnos una eternidad analizando sus creaciones.

 

Con el fin de celebrar está unión implícita en su arte, Bellas Artes traerá a México la exposición: Picasso y Rivera conversaciones en el tiempo una muestra que ha reunido 100 pinturas y grabados de los dos genios y que se ha presentado con gran éxito en muchos lugares del mundo.

La muestra llegará a la CDMX el 14 junio de 2017 y la sede será por supuesto el célebre   Palacio de Bellas Artes. Desde esa fecha, los capitalinos podrán admirar una serie de piezas únicas que pocas veces han salido de los museos o de algunas colecciones personales.  

Picasso y Rivera, conversaciones en el tiempo no sólo presentará las primeras obras de los artistas, sus autorretratos y una serie de pinturas que definieron su vida creativa. También les mostrará a los visitantes cómo era ese sutil diálogo que estos dos genios tuvieron alguna vez, en algún estudio lleno de telas que tenían pintadas todas las revoluciones que estaban por venir.

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