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La magnífica historia del Conservatorio Nacional de México

Una interesante crónica sobre la Sociedad Filarmónica del siglo XIX.

México tiene una basta historia musical, de hecho cuando llegaron los españoles observaron con mucho asombro que los aztecas tenían una gran sensibilidad para la música y aprovecharon dichas habilidades para educar al pueblo recién conquistado.  En 1524, Fray Pedro de Gante estableció la primera escuela de música en Texcoco, la cual fue trasladada a la ciudad de México en 1527.

Más adelante, en el siglo XVIII , llegaron a nuestro país compositores y músicos europeos que se encargaron de difundir y enseñar los estilos y las formas musicales del viejo continente. La música era casi en su totalidad religiosa y los instrumentos más utilizados en aquella época eran: la flauta, la trompeta, la guitarra, la vihuela, el clavicordio y el órgano.

Una vez consumada la Independencia, comenzaron a formarse asociaciones que ayudaron a la consolidación de la nueva nación. En el ámbito musical se desarrollaron tres Sociedades Filarmónicas. La primera la organizó José Mariano Elízaga en 1825. Su objetivo era formar un coro, una orquesta sinfónica y establecer una academia de enseñanza de música. La segunda fue fundada en 1828 y contó con muchos músicos destacados.

La tercera y de mayor repercusión, se llamó Sociedad Filarmónica Mexicana y fue fundada en 1866. Tuvo mayor impulso que las anteriores ya que enseñaban a tocar instrumentos, organizaban reuniones, tertulias, cátedras, conciertos privados y públicos, así como diversos eventos sociales. También comenzaron a publicar la revista "La Armonía", que divulgaba todo lo referente a música. Pero uno de sus objetivos más importantes fue el establecimiento del primer conservatorio para que se pudieran difundir propiamente los conocimientos musicales en México. De hecho, fue la primera escuela especializada en la formación académica integral de profesionales de la música que hubo en el país.

En un principio, el Conservatorio dependía de la sociedad pero posteriormente sería decretado, por el entonces presidente Benito Juárez, como el Conservatorio Nacional de Música y Bellas Artes. Esta sociedad se dio a la tarea de entrenar artistas competentes para realizar las funciones musicales del país. Además, fueron pioneros en la historia al incluir a las mujeres en la formación musical y esta escuela fue la primera en la que una mujer podía obtener un título profesional. El Conservatorio abrió cursos en prácticamente todas las disciplinas musicales.

En 1877, Porfirio Díaz disolvió la Sociedad Filarmónica y nacionalizó el Conservatorio, convirtiéndose así en la institución que perdura hasta nuestros días como centro de enseñanza musical profesional.

Durante los primeros años de vida del Conservatorio, su educación se caracterizó "por una adaptación de los cánones de la ópera italiana, la planeación parisina y la idiosincrasia mexicana". Pero cuando llegó Porfirio Díaz al poder su periodo se estableció por profundo afrancesamiento, que abarcó todos los ámbitos de la sociedad incluyendo la música, por lo que el conservatorio incluyó prácticas de enseñanza al estilo francés. Durante el porfiriato la actividad artística del Conservatorio creció enormemente y su orquesta se convirtió en un pilar de la cultura nacional y la sociedad de mediados del siglo XIX.

Después de pasar por muchas sedes diferentes, en 1949 el Conservatorio pudo gozar de instalaciones apropiadas que son las que actualmente utiliza. La obra estuvo a cargo del reconocido arquitecto Mario Pani y se realizó en los terrenos que pertenecían al Club Hípico Alemán que se encontraba en las afueras de la Hacienda de los Morales. Cabe resaltar que desde el año 2012 este majestuoso edificio fue catalogado como Monumento Artístico de la Nación.

Esta institución perdura hasta nuestros días denotando así la importancia y el peso que ha tenido a lo largo de la historia.

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