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Algunos detalles inadvertidos de la colonia Narvarte

Narvarte

Una fabulosa guía que resuelve los grandes misterios del barrio.

 

Durante el Virreinato este barrio lleno de ahuehuetes, era conocido como el Pueblo de la Piedad, un lugar retirado de la Ciudad de México, en el que había un convento y un famoso burdel llamado Morena que fue derribado hasta 1950, y que le dio nombre a una de las arterias más características de esta colonia.

Por otro lado, hay muchas versiones acerca del nacimiento del topónimo de la colonia Narvarte. Algunos sostienen que se le puso así en honor a un mandatario venezolano, otros historiadores, por su parte, aseguran que el origen viene de un acaudalado señor llamado José Felipe Narvarte que compró un terreno y construyó en él una enorme hacienda al lado del río de la Piedad.

Los que sí es una certeza, lo que reportan las crónicas de la época, es que este lugar era un espacio abierto hermoso; por la mañana los niños que vivían ahí pescaban en el río, mientras las vacas pastaban en el campo y se escuchaba el rumor de insectos en el aire.

Sin embargo, a mediados del siglo XX, gracias a la invasiva construcción del Viaducto, la colonia Narvarte adquirió parte de su forma actual. Poco a poco, se llenó de casas en las que imperaba la arquitectura funcionalista, que estaba de moda, y de personas de clase media, en busca de un hogar.

En 1945, se construyó en este barrio, el Nuevo Templo de Nuestra Señora de la Piedad, un recinto religioso cuya fachada llena de vitrales deslumbró a los capitalinos de la época.  Cabe destacar que, dentro de esta impresionante iglesia vive un lienzo sacro que data del año 1500, esta obra es el último vestigio de lo que una vez fue el pasado colonial de la Narvarte.  

Una de las calles más importantes de la Narvarte es sin duda, Obrero Mundial. El nombre nació gracias a la apertura en 1912 de la Casa del Obrero Mundial, una asociación de trabajadores en la que las personas de distintos oficios se juntaban para debatir acerca de sus derechos laborales y apoyar las políticas de Obregón.

Finalmente, no se puede ir a la Narvarte, y pasar de largo la grandiosa explanada de la SCT, un conjunto que se inauguró en 1953 y que desde su construcción fue un proyecto muy ambicioso ya que, quería juntar en un solo lugar: escultura, arquitectura y pintura.

El resultado fue, un grupo de edificios cuya fachada perfecta, pintada a varias manos, se hizo con piedras de colores que se trajeron de todo el país. Los murales del lugar, cuentan las historias de México, desde sus orígenes prehispánicos, hasta lo que O´Gorman pensaba que iba a ser el futuro de nuestra nación.

Esta explanada de la Secretaría de Comunicaciones y Transporte ha visto en primera plana la historia de la Ciudad de México. Ahí se construyó en 1968 un edificio lleno de antenas que le transmitieron al mundo los pormenores de las Olimpiadas y en 1985 este sitio, como muchos, se vio profundamente afectado por el temblor, de hecho, parte del inmueble de cayó y se tuvieron que reconstruir los murales.

Estos detalles inadvertidos de la Colonia Narvarte, son sólo algunas de todas las cosas maravillosas que hay en la CDMX si aprendemos a fijarnos en los detalles. 

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