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Enrique Yáñez: el arquitecto para la salud

yañez

La arquitectura en función de la construcción de hospitales.

 

El proceso de inmigración que se vivió en México en tiempos posrevolucionarios, dio lugar a un importante desarrollo en temas de educación, cultura y otras áreas claves para la población. Muchos recursos del Estado fueron destinados a la realización de equipamiento urbano, así como a la búsqueda de soluciones a problemas derivados con el aumento de la población.

De entre todos los avances que se dieron en esa época, uno muy importante fue el que se hizo en el sector salud que, con la generación del Plan Nacional de Salud, una iniciativa que aceleró la creación del Instituto Mexicano del Seguro Social en 1943 y que trajo a la Ciudad de México y al país, la construcción de una gran cantidad de hospitales.

En este contexto, el arquitecto mexicano Enrique Yáñez ganó un concurso convocado por el IMSS para construir el Hospital de la Raza en la zona norte de la ciudad, y junto con Hannes Meyer, arquitecto suizo y ex director de la Bauhaus (1928-1930), desarrolló para tal tarea un complejo programa arquitectónico.

A través de la ideología de Meyer, influenciada por la Bauhaus, buscaron crear una arquitectura que además de ser estética fuera funcional y respondiera a las necesidades de la gente. Una arquitectura que no se quedara únicamente como un elemento decorativo de la ciudad. Este pensamiento estaba estrechamente relacionado con los ideales posrevolucionarios que había en México, en los que se buscaba atender las necesidades públicas para lograr un equilibrio de clases y la protección a los más desfavorecidos.

Con estas ideas sociales en mente, la propuesta buscaba una relación entre arquitectura y medicina nunca antes planteada en la ciudad e iniciar la historia de la seguridad social cumpliendo las tres funciones primordiales de los hospitales: la prevención de enfermedades, su diagnóstico y tratamiento, y la rehabilitación.  Con esto en mente, el proyecto que presentaron consistió en una serie de volúmenes independientes que albergaban las diferentes funciones del programa y que se relacionaban entre sí con una compleja red de circulaciones.

A través de la clasificación y jerarquización de las funciones dentro del hospital, los volúmenes del proyecto se acomodaron de acuerdo a la relación entre: los servicios y tiempos de recorrido logrando una cierta armonía entre la función del edificio y su arquitectura.

Cabe destacar que la luz y orientación tuvieron un papel importante, ya que todos los espacios se iluminaban naturalmente exceptuando las salas de operaciones. Además de esto, la integración plástica formaba un importante papel por lo que se designaron dos muros de gran relevancia visual para que Diego Rivera y Siqueiros los pintaran.

Años después en 1954, tomando la Raza como modelo, se planteó un proyecto más ambicioso: el Centro Médico. Para llevar a cabo esto Yáñez se juntó con otros arquitectos y desarrollaron un plan maestro para la construcción de un nuevo hospital en la colonia Doctores. En esta ocasión se creó un plan más ambicioso y más complejo en el que se logró una mayor funcionalidad.

 Uno de los elementos más simbólicos de este proyecto fue el volumen independiente, que albergó las aulas para educación médica, que representaba la importancia educativa sobre la que se hacía mucho énfasis en ese momento como parte de los avances médicos en investigación que evolucionaban junto con la práctica.

Este volumen se caracterizó por ser un elemento sólido recubierto por relieves del artista plástico José Chávez Morado, que se elevó sostenido por columnas y los núcleos de escaleras, dejando libre la planta baja para el acceso. Este elemento fue el único que quedó de pie después del terremoto del 85, donde la mayoría del Centro Médico quedó severamente dañado por lo que tuvo que ser demolido.

A pesar de las modificaciones que se realizaron a ambos proyectos, Enrique Yáñez logró a través estos sentar las bases para la arquitectura hospitalaria en México. Ambos dieron lugar a una nueva etapa de arquitectura funcionalista, así como una nueva forma de práctica médica en México dejando un importante legado en arquitectura para la salud que serviría para proyectos posteriores.

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