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Encuentran grandioso templo azteca y juego de pelota detrás de la Catedral

templo

Un hallazgo arqueológico sin precedentes ocurrió a siete cuadras del Centro Histórico.

 

En una ciudad tan mágica como esta, algunas afortunadas ocasiones el pasado emerge en el presente, y gracias al minucioso trabajo de los especialistas mexicanos, que no dejan nunca de indagar en el tiempo, resurgen de las entrañas de nuestro suelo los vestigios de lo que alguna vez fue la gran Tenochtitlán.

En honor a lo anterior, es un gusto reportar que hace unos días el Programa de Arqueología Urbana encontró, en un predio ubicado en la calle Guatemala 16, los restos de un templo dedicado al dios del viento Ehécatl y un juego de pelota que de acuerdo a algunas crónicas antiguas pudo ser el lugar en el que Moctezuma practicó este popular ritual deportivo de los aztecas.

Según los cálculos de los expertos, estos importantes recintos mexicas fueron construidos entre 1481 y 1521 d.c. temporada en la que el gran Tenochtitlán estuvo gobernado por los tlatoanis: Tizoc, Ahuizótl y el emblemático Moctezuma que, por ser el último, quizá pudo ser testigo del derrumbe de estos inmuebles en pos de construcción de la Nueva España.

A propósito del informe que publico ayer el INAH, el Templo de Ehécatl está sobre una estructura rectangular de poco más de 36 metros, en la que se encontraron dos cuerpos circulares. Este descubrimiento es muy importante ya que en la cosmogonía azteca Ehécatl fue el ayudante principal  de Tlaloc y  a través del poder del viento limpiaba el cielo y barría los caminos.

A un costado de estas ruinas se encontró también una plataforma de 9 metros de ancho, con escaleras incluidas, que aparentemente era usada para adorar al gran Huitzilopochtli y servía para que los participantes del juego de pelota entraran a la cancha y llevaran a cabo sus singulares rituales deportivos.

De acuerdo a lo que informaron los encargados de la excavación, esta cancha era la más importante de México en la época prehispánica, de hecho ahí se disputaba el famoso juego de los dioses y se cree que ese sitio fue el lugar donde Hernán Cortés descubrió el Juego de Pelota. Por eso, además de la estructura arquitectónica, se encontraron también ahí 32 cervicales que fueron usadas como ofrenda.

Este proyecto se empezó a realizar hace siete años a las espaldas de la Catedral Metropolitana, desde ese entonces un nutrido grupo arqueólogos del Instituto Nacional de Antropología e Historia indagaron en un predio que está  a un costado del Templo Mayor y poco a poco dieron con una serie de pistas que  los condujeron a la certeza de que frente al famoso adoratorio de Tlaloc, había un templo.

 Este descubrimiento es muy importante, porque clarifica la ubicación espacial de la ciudad prehispánica y porque es la prueba fehaciente de que en la época de Tenochtitlán había una interacción religiosa entre los edificios que constituían el centro del Imperio Azteca.

Estos fabulosos tesoros arqueológicos se encontraron debajo del suelo sobre el que caminamos todos los días y pronto se abrirán al público para que cualquiera pueda admirarlos y ser parte de la bella metáfora del tiempo que hay en nuestro pasado, un poema que nos invita a mirar atrás, para entender cómo hemos llegado hasta aquí y hacia dónde vamos.  

Foto principal Heraldo de México 

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