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La fascinante historia de Tohuí, el panda que nació en Chapultepec

panda

Los pandas y la Ciudad de México tienen una relación entrañable…

 

Los osos panda son una especie en extinción muy preciada para los orientales. Este hermoso animal bicolor cuenta con sólo 1600 ejemplares en el mundo y si tuviéramos que enumerar sus características principales, podríamos decir que: se alimentan de bambú, tienen seis dedos, son solitarios, se adaptan al cautiverio, y pasan mucho tiempo entre sus siestas y la contemplación de amaneceres. Su nombre significa gran oso gato debido a sus enormes pupilas verticales.

A pesar de que occidente conoció a esta singular especie en 1869, en México se hizo popular hasta 1975 cuando el emblemático Zoológico de Chapultepec recibió como huéspedes distinguidos a una pareja de pandas gigantes que habían sido donados por la República de China como símbolo de la amistad entre los dos países.

Esta par inmediatamente acaparó la atención de los capitalinos, que desde su llegada hacían cuantiosas filas para verlos comer bambú. Lejos de las predicciones de los expertos, y gracias a la pericia de los especialistas mexicanos, los dos animales se adaptaron muy bien al clima de la capital, tanto que cinco años después de su llegada, la hembra se quedó embarazada y en 1981 dio a luz al primer panda que nació lejos de Asia y en cautiverio.

Desafortunadamente para el mundo y los capitalinos, que habían seguido la historia con gran expectativa, el cachorro murió a los ocho días de haber nacido luego de que su madre lo aplastara al dormir. Este trago amargo se superó cuando un año después la célebre panda Ying-Ying alumbró una nueva cría que sí tuvo la suerte de sobrevivir.

Pronto, el panda mexicano se volvió una sensación nacional. Durante unos años, miles y miles de personas visitaron masivamente el Zoológico Chapultepec para ver al pequeño en acción sólo un par minutos. Y si por mala suerte se lo perdían, todos los días los noticieros transmitían imágenes de la madre cargando al recién nacido y hasta Yuri (la cantante del momento) le hizo una canción en la que celebraba que este magnífico animal hubiera nacido de la capital mexicana.

En las avenidas de la Ciudad de México era común ver niños con sus peluches alusivos, y en las casas había un cartel en blanco y negro para recordar al bebé. Por su parte, el gobierno sacó una amplia convocatoria para que los mexicanos propusieran el nombre de la criatura.

En el jurado de este extraño concurso estuvo Cantinflas que, junto a otras celebridades del momento, tuvo la interminable tarea de leer decenas de miles de propuestas y escoger entre todas la de un niño de Coahuila llamado Parménides que había propuesto para seudónimo de la creatura la palabra rarámuri Tohuí que en español se traduce como niño.

Con los meses como todas las modas, la fiebre del panda se desvaneció. Tohuí creció y aunque ya no recibió la atención de sus primeros días, tuvo una vida tranquila y dejó como legado a su hija, una panda mexicana llamada Xin Xin que aún está en Chapultepec en espera de cruzarse.Desde hace tres décadas, la relación entre la Ciudad de México y los pandas se ha mantenido intacta. A propósito de esto, hace unas semanas el gobierno de China reconoció la importancia de esta urbe en la preservación de esta especie. Agradeció específicamente al Zoológico de Chapultepec por su brillante contribución para el estudio y la procreación de este animal y por mantener en perfectas condiciones a los ejemplares más longevos fuera del país oriental.

Por todo lo anterior, vale la pena darle una visita ocasional a nuestros magníficos pandas mexicanos, mientras tanto, hay que recordar que hubo un día en el que un oso fue el personaje más famoso de la CDMX.  

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