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La impactante historia del Colegio de las Vizcaínas

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En esta academia estudió Josefa Ortiz de Domínguez y Sara García…

 

Para contar la historia del Colegio de las Vizcaínas tendríamos que empezar a decir que está ubicado en el sureste del Centro Histórico. En tiempos prehispánicos esta zona era conocida por los aztecas como Moyotlán (lugar de los mosquitos) y en ella había un río raquítico que era usado para llevar provisiones a las arterias principales de Teotihuacán.  

Durante la época de la colonia, este barrio se hizo sumamente sórdido, ya que por su locación espacial estaba llenó de bodegas, almacenes y grupo nutrido de vecindades humildes. Cuentan las crónicas del momento que sus calles estaban cubiertas de lodo y olían mal porque los españoles ricos las usaban de basurero y los conquistadores iban ahí a lavar sus caballos.

A propósito de las paupérrimas condiciones del lugar, nació la idea de construir le Colegio de las Vizcaínas. Cuenta la leyenda que el proyecto comenzó cuando tres caballeros vascos deambulaban por la zona y se encontraron en la mitad de un terreno baldío a tres jóvenes mal habladas que vestían harapos y no tenían educación.

Este encuentro los impresionó tanto, que los tres aristócratas ibéricos decidieron fundar una academia cuyo objetivo principal era darle refugio y educación a las mujeres sin suerte y fortuna que vivían en las pantanosas calles de aquel lugar abandonado la Nueva España.

Para construir el colegio, en primer lugar, los vascos adquirieron un predio enrome sobre el que antes estaba levantado el antiguo Mercado de San Juan. La edificación del recinto educativo se llevó a cabo en 1776 y estuvo a cargo del respetable arquitecto Lorenzo Rodríguez, que le imprimió al edificio un estilo Barroco muy sobrio y le dio cuatro fachadas diferentes.

Cabe destacar que antes de inaugúralo, la tercia de benefactores encontró muchos impedimentos para su apertura y se vieron obligados a mandarle una dura carta al Virrey donde le pedían su apoyo para mantener en pie el colegio y le anunciaban valientemente que, a pesar de todo lo que dijera el arzobispo, la escuela sería laica, una característica rara en el siglo XVIII que los metió en muchos problemas con la iglesia.  

Sin embargo, a pesar de los problemas y demás obstáculos la construcción del Colegio de las Vizcaínas se llevó a cabo y tardó 18 años en terminarse. Desde su apertura albergó a 60 alumnas puramente españolas (no se aceptaban mulatas, negras ni mestizas) cuyas edades oscilaban entre los 4 y los 60 años.

La estructura dentro de esta academia era muy singular. Las habitantes del lugar se organizaban en pequeños núcleos integrados por mujeres maduras, jovencitas y niñas pequeñas que se transmitían las enseñanzas mundanas entre sí, mientras que en el colegio aprendían: escritura, música, bordado y una serie de nociones para dirigir una casa apropiadamente.  Entre las alumnas célebres que asistieron a este colegio están: Josefa Ortiz de Domínguez y Sara García.

Actualmente, es un gusto decir que el grandioso Colegio de las Vizcaínas sigue vivo. Es una institución privada cuyos suntuosos salones son ocasionalmente usados para bodas y conciertos privados. Además de lo anterior, el edificio cuenta con un archivo histórico y con un importante museo que no hay que perderse si queremos saber una parte importante de nuestra historia.

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