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Sobre el sueño de construir un nuevo Museo Tamayo

Un proyecto todavía utópico que pretende llevar el arte ahí donde más falta hace?

 

Sobre un acantilado de Atizapán, en el Estado de México, en medio de la naturaleza y de la urbanización un grupo de arquitectos proyectaron hace algunos años construir una nueva sucursal del importante Museo Tamayo.

En su momento esta utópica iniciativa se hizo con el objetivo de abrir, ahí en donde más se necesita, un nuevo espacio dedicado a exponer lo mejor del arte emergente México y del mundo, que sirviera a la vez como una isla en una comunidad ávida de más opciones culturales y espacios públicos que promuevan la educación visual entre los pobladores.

Este ambicioso proyecto se empezó a planear en 2008, en esa época el gobierno de la entidad quiso abrir este asombroso  espacio público y  apropósito de esto lanzó una convocatoria a todos los arquitectos del mundo para que diseñaran un prototipo. El ganador de dicho concurso fue el reconocido despacho danés BIG: Bjarque ingels.

Tras haber ganado, los artistas del país nórdico trabajaron durante algunos meses en una serie de planos que proyectaban construir un edificio moderno en forma de cruz, cuyos espacios estuvieran divididos de tal modo, que invitara a las personas a visitar el interior, y, también le dieran a los visitantes la oportunidad de contemplar el horizonte gracias a una terraza larga y asombrosa.

Cabe destacar que a pesar de lo exuberante que se veían las fotografías hipotéticas que hicieron los arquitectos, el nuevo Museo Tamayo planteaba la posibilidad de crear un espacio simple, elegante y con buena ventilación en el que cada área estuviera acondicionada para que las obras de arte estuvieran expuestas de la mejor manera posible.

Desafortunadamente para el nuevo Museo Tamayo, y para los mexiquenses, como muchos otros proyectos esta maravillosa iniciativa quedó en el tintero ya que la administración municipal terminó por no donar los 10 mil metros cuadrados de predio que había prometido otorgar para la causa, y los hermosos planos que se habían hecho se quedaron huérfanos.

Actualmente, se ha intentado revivir la construcción de este inmueble gracias al apoyo del Instituto Nacional de Bellas Artes y a la Fundación Tamayo que según los rebeló el despacho danés, han buscado una nueva sede para que este recinto cultural deje de ser una hipótesis y pronto brille en el Estado de México. 

Desde aquí esperamos que este asombroso museo se haga realidad y que pronto los mexiquenses tengan un nuevo espacio para amar, entender y recibir lo mejor del arte y hasta incentivar a las personas a convertirse en artistas.

  

Fotos Archdailly

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