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La leyenda del callejón SalSiPuedes y otros datos inadvertidos de la Avenida Juárez

SalSiPuedes

¿Te atreves a visitar los callejones del Centro?

 

Hubo un tiempo en el que Avenida Juárez era sólo una calle en la que no vivía nadie. Una arteria llena de lodo y mosquitos que cuando llovía se volvía intransitable. La única casa que existía ahí, se encontraba en el espacio en el que ahora está el Hemiciclo a Juárez y era el hogar del "Alamedero" la persona que se encargaba de guardar las herramientas para sembrar árboles.

En 1592 uno de los tantos virreyes de la Nueva España decidió crear en esos desolados terrenos, un lugar que sirviera para el recreo de los capitalinos. Se trazó entonces una calle amplia que además de desembocar en el Centro de la Nueva España, estaba rodeada de 9 capillas en las que los capitalinos de la Colonia hacían procesiones cada año.

Los muros de piedra de estas pequeñas iglesias y la oscuridad de la calle convirtieron a la Alameda en el lugar propicio para que las parejas de clase baja del siglo XVI se agarraran a besos sin que nadie las juzgara. Esa particular tradición se conservó hasta los días del porfiriato, donde según algunas crónicas las nanas de las mansiones de la Zona Rosa iban ahí a encontrar pareja.

Durante el gobierno de Ignacio Comonfort las 9 parroquias se demolieron. Lo que dio paso a la creación improvisada de una serie de calles laberínticas que en la Guerra de Reforma fueron el sitio perfecto para que los criminales encontraran ahí refugio de la policía, y para que las personas del barrio empezaran a propagar en la capital una serie de leyendas lúgubres que ocurrían en esos sinuosos callejones.

Un ejemplo de lo anterior es la Calle de Dolores o Callejón de las Mujeres, una arteria estrecha que está ubicada entre los restaurantes cantoneses del Barrio Chino que de acuerdo a algunos textos del siglo XIX, durante la Nueva España era conocida como SalSiPuedes.

Aunque hay quienes aseguran que ese genial topónimo proviene de las características físicas del callejón, que desafortunadamente no tiene salida. Otros historiadores sostienen que el nombre SalSiPuedes nació de una antigua historia de la Colonia que parece sacada de un periódico de nota roja.

Cuanta la leyenda que hace muchos siglos llegaron ahí los Olivares. Una familia española y aristócrata que había decidido mudarse a México para alejar a la hija más pequeña de la estirpe, de un hombre millonario que la acosaba. Al llegar a la Nueva España la joven, que era muy hermosa, se enamoró rápidamente de un muchacho  y pronto hizo planes para casarse con él.

Desafortunadamente, unos meses después de su compromiso apareció  su antiguo pretendiente ibérico. El hombre se sintió tan herido al enterarse de su nueva relación de su amada que una noche en la boca del callejón le clavó un puñal. Se dice que con la poca fuerza que le quedaba, la niña Olivares intentó huir mientras su enamorado le gritaba: Sal si puedes.

Esta es una de las tantas historias que podemos descubrir si nos animamos a recorrer los rincones ocultos que están en cada esquina de la Ciudad de México. Una urbe llena de callejones legendarios que han visto pasar el tiempo silenciosamente.

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