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Una caminata por la antigua y fascinante calle Artículo 123

El arte de conocer el Centro Histórico y saber sus secretos…

 

La calle Artículo 123, adquirió ese topónimo en honor a esa parte de la constitución que consagra los derechos de los trabajadores. Antes se llamaba Providencia y en su momento de gloria era parte del Paseo Bucareli, uno de las más hermosos de la Ciudad de México.

Desafortunadamente, como muchas cosas de la capital mexicana con los años fue quedando en el olvido. En 1985 esta arteria fue una de la más afectadas por el terremoto. Los pisos se partieron, los edificios se cayeron y una calle tan importante para la vida de la ciudad de pronto se volvió peligrosa.

A pesar de la destrucción que generó el temblor, actualmente si uno la camina notará que Artículo 123 está llena de inmuebles de otro tiempo. Un ejemplo de lo anterior se encuentra en el número 134, ahí hay un edificio abandonado que conserva una arquitectura neogótica de finales del siglo XVIII y que fue construido por la comunidad británica para que sirviera de templo protestante. Esa fue la primera iglesia de otro culto distinto al católico que hubo en esta metrópoli.

Unos pasos más adelante, se puede apreciar la parte trasera de muchos de los grandes periódicos que hay en la capital mexicana. Esto se debe entre otras cosas al auge que tuvo la primera exclusiva del Universal, que en 1917 tuvo la osadía de difundir los artículos de La Constitución recién salidos del horno.

Causó tanto recuelo esta publicación que en cada esquina del Centro Histórico fijaron el suplemento en las paredes para que la gente se enterara de las leyes que iban a regir la vida nacional. Desde ese entonces Artículo 123 se llenó de papeleros, de negocios de imprenta, casas de periodistas y una serie de cantinas donde los especialistas en la información desahogaban sus penas.

Pero además de ser el patio trasero del Excélsior o del Novedades, este lugar es la casa del Palacio Chino. Un edificio rojo precioso que, aunque ahora es un cine, en los años 30 fue La Arena Nacional, un espacio en el que se celebraban peleas de box y combates de lucha libre. De hecho, fue en ese inmueble donde se inauguró la moda de las máscaras que continúa hasta hoy.

Para finalizar el recorrido, vale la pena detenerse en la YWCA (Asociación Cristiana de Mujeres Jóvenes), un club social que surgió en el porfiriato como una necesidad de traer a México un espacio para practicar deportes en una época en la que actividad física era poco difundida y las personas no tenían lugares para hacer ejercicio. Este centro fue inaugurado por el mismo Porfirio Díaz un día de 1909. Todavía hay en el una placa conmemorativa en la fachada.

Artículo 123 es una de esas calles viejas y silenciosas que vale la pena recorrer a pie. Un lugar por el que siempre pasamos y que por la cotidianidad de pronto se vuelve menos interesante de lo que realmente es.

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