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El día que las minifaldas se rebelaron en las calles de la Ciudad de México

minifaldas

La minifalda: Una prenda simbólica para la liberación sexual de la mujer…

 

Hace no tanto tiempo las mujeres estaban sumamente controladas por la sociedad machista. Las reglas estaban hechas para que las féminas controlaran su actitud, su personalidad y sobre todo su vestimenta. Vestidos debajo de las rodillas, suéteres amplios, abrigos que cubrieran la figura y una serie de prendas recatadas que las hicieran parecer decentes,

Aunque en la actualidad, las mujeres han conquistado  batallas y una de ellas es la posibilidad de ponerse la ropa  lo que quieran, sin pensar en lo que los demás puedan pensar al respecto. Esta victoria en su albedrío se obtuvo, entre otras cosas, gracias a la lucha feminista del siglo XX. Y aunque parezca increíble esta guerra contra la desigualdad se ganó en parte gracias a la moda. A la posibilidad de usar prendas que desafiaran a las viejas generaciones y se inscribieran en un nuevo horizonte. Un ejemplo de esto es la minifalda. 

La minifalda es una prenda muy significativa para la historia generó femenino en México. Gracias a el uso de esta pieza textil las mexicanas rompieron los parámetros de lo políticamente correcto y lograron hacer su propia revolución sin tener miedo  ser juzgadas por los demás.

Gracias a las faldas cortas las mujeres de este país le expresaron al mundo que estaban listas para su “liberación sexual”. De un momento a otro las chicas exigieron que se aceptara  la píldora anticonceptiva en la capital, asimismo impulsaron un debate acerca de la igualdad entre géneros, en una sociedad obsesionada con las reglas convencionales. 

Fue gracias a lo anterior que el 21 de Octubre de 1968, decenas de jóvenes capitalinas vestidas con estas prendas,  decidieron marchar por las calles de la zona rosa en la Ciudad de México para fomentar el uso de las minifaldas entre las liberales que quisieran ser motor del cambio. La multitud femenina caminó por la colonia Juárez mostrando carteles con frases alusivos al movimiento y a la necesidad de que las reconocieran como seres humanos no como inferiores. 

Frases  como: “La mini no es moda es un estado de ánimo", “la maxi es el retorno de las brujas" y “la midi es anti sexo", protagonizaron el estado de ánimo de aquel día. Más allá de la moda las asistentes tenían  la esperanza cambiar su entorno, de hacerlo amable con las mexicanas. 

El impacto que lograron las marchistas  fue casi inmediato. Muchos hombres también se unieron a esta impresionante manifestación y compartieron los mismos deseos que ellas.

Finalmente, con este acontecimiento, las mujeres lograron influir a cientos de personas. Y poco a poco, el uso de la minifalda en México (como en otras naciones) fue incrementando hasta llegar a ser una de las prendas más populares en la industria de la moda.

Fue una vestimenta que cambió la calidad de vida de las muchas damas y generó justicia en distintas comunidades alrededor del mundo.

Por: Itzel  de Kruyff

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