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20 frases embelesadoras del gran Alfonso Reyes

Algunos fragmentos de la inspiradora obra del escritor y diplomático Alfonso Reyes.

 

Alfonso Reyes Ochoa nació el 17 de mayo de 1889 en Monterrey, Nuevo León. Su padre fue gobernador del estado, razón por la cual guardaba una relación cercana con Porfirio Díaz. Este motivo hizo que en la vida de Alfonso nunca faltara la lectura ni las experiencias culturales.

Optó por la carrera de leyes, y al terminarla partió a Europa, donde radicó en países como Francia y España. Para 1927 ya se había convertido en embajador en Argentina. Ahí, impulsó la obra del joven Jorge Luis Borges, quien le profesó infinita gratitud por haber analizado El Aleph. Más tarde se fue a vivir a Brasil, y en 1939 se despidió del servicio diplomático para volver a su país natal y establecerse en la Ciudad de México.

Si bien Reyes entregó buena parte de su vida a la política, también fue un empedernido de las letras. Su primer libro lo escribió a los 21 años. Y es que si algo destaca de la obra de este magnífico escritor es su gran diversidad. Ensayos, artículos, poesía, teatro y crítica son algunos de los géneros que el artífice exploró durante su vida.

Alfonso Reyes es uno de los mejores prosistas del siglo XX en México. Tanto su narrativa como sus temáticas apelan a lo sublime y bello de la cultura griega, un aspecto asiduo de las palabras que se fraguaban en su mente y se plasmaban en sus cuadernos. A continuación, algunas frases para enamorarse de su literatura: 

 

"El deber más santo de los que sobreviven es honrar la memoria de los desaparecidos".

"No cabe duda: de niño, a mí me seguía el sol".

"El libro enriquece igualmente la soledad y la compañía? La vida muere, los libros permanecen".

"No me vendas rencor en almíbar, si he de hallar acíbar en el corazón".

"Conservo retratos de mis tres, de mis seis meses, me parece que esos son mis verdaderos retratos y lo demás es decadencia".

"Hay que interesarse por las anécdotas. Lo menos que hacen es divertirnos. Nos ayudan a vivir, a olvidar por unos instantes: ¿hay mayor piedad? Hay que interesarse por los recuerdos, harina que da nuestro molino".

"¿Qué tienes alma que gritas a tu manera y sin voz? Los caminos de la vida no llevan a donde yo voy".

"¿Qué culpa tengo yo de tener una memoria de colodión, que lo que miro se me queda grabado?"

"El fin de la creación literaria es iluminar el corazón de todos los hombres, en los que tienen de meramente humano".

"Todas las religiones contienen también un cuerpo de preceptos morales, que coinciden en lo esencial".

"El bien es un ideal de justicia y de virtud que puede imponernos el sacrificio de nuestros anhelos, y aun de nuestra felicidad o de nuestra vida".

"No hay persona sin sociedad. No hay sociedad sin personas".

"La paz es el sumo ideal moral. Pero la paz, como la democracia, solo puede dar todos sus frutos donde la respetan y aman".

"El respeto a la patria va acompañado de ese sentimiento que todos llevamos en nuestros corazones y se llama patriotismo: amor a nuestro país, deseo de mejorarlo, confianza en sus futuros destinos".

"Publicamos para no pasarnos la vida corrigiendo los borradores".

"Solo las figuras cargadas de pasado están ricas de porvenir".

"El arte de la expresión no me apareció como un oficio retórico, independiente de la conducta, sino como un medio para realizar plenamente el sentido humano".

"Cuando una mano se alarga para pedirme algo, pienso que esa mano puede ser, mañana, la que me ofrezca un vaso de agua en mitad del desierto".

"La subsistencia de la sociedad es indispensable a la subsistencia de cada ser humano y de la especie humana en general".

"Mi respeto a la sociedad, y el de cada uno de sus miembros, para los demás, es lo que hace posible la convivencia de los seres humanos".

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