MXCity | Guía de la Ciudad de México

Relajantes y melancólicas fotos del Ajusco nevado

No hay frío que dure 1000 años?

 

El frente frío número 25 ha congelado literalmente a la Ciudad de México. Aunque enero siempre ha sido el mes más helado del año, hay quienes sostienen que 2018 ha sido mucho más gélido que lo habitual. Tanto, que hace unos días suspendieron las clases en algunas delegaciones. Tanto que ha caído nieve en lugares insospechados como la Marquesa. Tanto que desde muy temprano algunas calles se vacían y los pocos valientes que las transitan van por ahí deambulando con la nariz roja.

Es quizá, la primera vez en mucho tiempo que el invierno ha mostrado su verdadera cara en la capital mexicana. Este año apenas lleva un mes, y el aire frío ya ha hecho estragos en las manos, en las orejas,  en las articulaciones y en el estado de ánimo.  Sin embargo, a pesar de lo molesta que es dicha estación para los entusiastas del calor, estas semanas las bajas temperaturas han dejado para el recuerdo centenares de imágenes que parecen salidas de un cuento de Chejov.

Postales que muestran la inesperada calma que traen las heladas. Madrugadas congeladas y amaneceres contundentes de enero que tiñen la aguanieve de rojo. Horizontes bucólicos que dan tranquilidad y ansiedad a la vez. Montañas albinas, hojas escarchadas, una buena cantidad de caminos desolados y por supuesto, al fondo de la Ciudad de México el emblemático Ajusco convertido en un cuadro invernal de esos que pintaban los paisajistas del siglo XIX.

Y es que no hay nada más invernal en la CDMX, que ese día en el que el pico de El Ajusco amanece blanco. Pocas cosas tan hermosas como contemplar aquella obra de arte de la naturaleza  desde un salón de la UNAM, o desde algunos lugares de Coyoacán o  Tlalpan. Nada tan absurdo, como esa madrugada en la que  esta a urbe alcanza los -2 grados. Un breve instante en el que por una diminuta fracción de tiempo nos transformamos en Siberia.

El Universal


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