En los 80 todo empezó a cambiar para la CDMX.
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A principios de la década de los 80, nuestra urbe comenzaba a experimentar algunos cambios significativos. La población crecía cada día más y con ella aparecía un nuevo paisaje urbano. Los edificios, las industrias y los negocios dejaron atrás las calles melancólicas llenas de árboles de los años setenta. Sin querer la CDMX empezaba a volverse un enorme rompecabezas que nade sabía como resolver.
Esta fue la década de las crisis económicas, de las devaluaciones a la moneda. Pero también de las avenidas atestadas de carros cuadrados. De las televisiones prendidas a todas horas. De Televisa y sus “estrellas” diciéndole a las personas que al fin nuestro país había llegado a modernidad. Quizá por eso, para dejar atrás los tranquilos y conservadores años sesenta, las mujeres usaban hombreras y peinados estrafalarios y los hombres se dejaban el bigote, llevaban el pelo esponjado y usaban ropa plastificada de colores llamativos.
Los 80 eran raros y en medio de ellos, ocurrió uno de los sucesos más trágicos en la historia de la CDMX, el terremoto del ?85. Un evento catastrófico que marcó un cambio significativo en el modo de vida de los citadinos. La prueba de todo lo que fue ese tétrico 19 S quedó inmortalizada en aquel reportaje que hiciera con el teléfono de su carro el gran Jacobo Zabludovsky.
Por otro lado aunque tras la tragedia nada volvió a ser lo mismo, la vida continuó como pudo y los capitalinos empezaron a reconstruir su mundo. Por aquellas fechas, esta urbe empezaba a verse como ahora. Las colonias crecían, los pueblos se convertían en delegaciones y los puestos de periódicos abrían a las seis de la mañana. En las portadas de todos los medios impresos estaba el reconocido beisbolista Fernando Valenzuela, integrante de los Dodgers LA que estaba haciendo magia en Estados Unidos.
Además, como dato curioso, en los años 80 el famosísimo Fredy Mercury visitó México y se enamoró de él. Dicen los que fueron que aquí dio tres de los conciertos más memorables en los que repitió una y otra vez: "no more mañanas".
Cada época en la historia de México hace alusión a un cambio, una catarsis que representa la evolución de nuestra sociedad. Así fue en la década de los 80?s, un tiempo genial en el que la población creció, sufrió, se reformó y volvió a nacer.
