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Sobre el enigmático y poderoso Cerro del Judío

En el Cerro del Judío los otomíes veneraban la maternidad.

 

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En el corazón de la Magdalena Contreras, existe un lugar que ha acompañado a esta megalópolis  desde el inicio de los tiempos, hablamos del poderoso Cerro del Judío, también conocido como Cerro de las Tres Cruces o como Mazatéptl; un nombre que le dieron los antiguos pobladores del lugar.

Esta mágica montaña tiene muchas virtudes. Una de ellas es que desde su cima se puede contemplar con mucho detalle la infinita cuenca de la Ciudad de México. Empezando por el Chiquihuite hasta el Ajusco y pasando por el Popocatépetl hasta Iztaccíhuatl. En la punta del cerro también aparecen: los canales de Xochimilco, la Torre Latinoamericana, la Torre Mayor e incluso algunos rascacielos de Santa Fe.

 

 

La otra cualidad, la más importante quizá, es que este lugar es una de las zonas arqueológicas más importantes del país. Según los especialistas del Instituto Nacional de Antropología e Historia, en este místico espacio se encuentran los vestigios más contundentes del místico pueblo otomí.

 

 

Se trata de un grupo de fantásticas edificaciones datan del año 1,200 d.C. Maravillosos basamentos que están dedicados a las deidades más importantes de la cosmogonía otomí. Y aunque todos los inmuebles precolombinos son importantes, hay en particular una base piramidal que se construyó en honor a la divinidad mítica que representaba la fertilidad de la tierra. La obra original muestra en su escalinata la magnificencia de una tortuga con garras de jaguar, un animal mítico que fue labrado en roca madre.

 

 

 

Las raíces prehispánicas que hay en este rincón de la Ciudad de México son tan hondas que actualmente los habitantes de la zona celebran distintos rituales sagrados. Un ejemplo de esto se sucinta en la Semana Santa; época en la que miles de capitalinos suben el Mazatéptl para rezar frete a alguna de las tres cruces gigantes que están clavadas en la cima. 

 

 

Pero además de las fiestas católicas, las personas que viven cerca del Cerro del Judío, en el pueblo de San Bernabé Ocotepec, para ser específicos, todavía practican algunas costumbres heredadas por sus ancestros indígenas. A mediados de junio estos hombres y mujeres abren todas las puertas de sus casas y reciben a visitantes desconocidos para compartir con ellos mole y pulque. Esta tradición ha prevalecido con los años y su origen viene de los antiguos ejidos de maíz y frijoles que había en la zona antes de que la urbanización se lo tragara todo.

Hay que destacar que actualmente, el área está protegida por el gobierno. De hecho, forma parte del Centro Ecoturístico Cerro Mazatépetl; una maravillosa  iniciativa que ha difundido de forma responsable el legado atemporal de los otomíes; su cercanía con la medicina alternativa, pormenores inéditos de su historia y hasta visitas guiadas por el Cerro del Judío para que los forasteros entiendan la importancia que tiene este sitio.

 

 

 

Dónde: El Cerro del Judío, también conocido como Cerro de las Tres Cruces, o Mazatepetl (Cerro de los venados) se encuentra en la delegación Magdalena Contreras de la Ciudad de México.

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