No es sorpresa imaginarnos que en el punto más alto de la ciudad también se concentran grandes cantidades de energía.
Es cierto: nuestra ciudad es privilegiada por el simple hecho de asentarse en las faldas de portentosas montañas y volcanes; algo de místico tiene el sabernos rodeados de estas personalidades naturales. Sin embargo, para nuestros antepasados, las cimas eran quienes realmente concentraban un misticismo envidiable. De hecho, eran las cimas de las montañas las protagonistas de ritos y mitos prehispánicos en torno a lo divino.
En las cimas de montañas y cerros mexicanos, se edificaron pirámides y demás centros ceremoniales, además de que fueron escenario de numerosos encuentros con la naturaleza y con el ser mismo. Pero estas afirmaciones no solo le confieren a la leyenda. la Física y la Geología han demostrado también que la energía potencial dada por la gravedad, dota a las cimas de estas elevaciones rocosas de una gran cantidad de fuerza. Y donde hay energía manifestada por la naturaleza, muy probablemente habrá un reconocimiento o reencuentro con la nuestra.
Dicho lo anterior quizá ahora tengas un interés más acentuado sobre las cimas, en especial las de tu ciudad.
Un dato curioso que quizá nunca te hayas preguntado es el que refiere el título de esta nota, el punto más alto de la Ciudad de México. ¿En dónde exactamente se encuentra esta máxima cima?
Pues bien, sin más ni menos, el punto más alto de la capital mexicana es el Ajusco, y se encuentra a tan solo 3930 metros sobre el nivel del mar. En el Ajusco, hace mucho tiempo ?y gracias a las constantes erupciones del extinto volcán Xitle?, nacieron las formas caprichosas (y hermosas) del Pedregal y su Reserva Ecológica.
El Ajusco es parte del Eje Neovolcánico que atraviesa el Altiplano Central Mexicano y en sus orígenes, los principales pobladores fueron toltecas, chichimecas y tecpanecas. Su topónimo en náhuatl quiere decir floresta de aguas, o “lugar de agua donde brotan las flores”, haciendo alusión a su majestuoso paisaje arbolado, verde y de una perfecta precipitación pluvial.
Pero, quizá lo más fascinante de enterarnos que este es el punto más alto de la Ciudad de México es que, curiosamente, coincide con el verdadero centro de nuestra capital, ubicado a las faldas del Ajusco, a unos kilómetros de distancia de su cima. Dicho de otra manera, el ombligo de nuestra ciudad, también podría ser su punto más alto ?y tal vez su mayor centro de energía?; una alegoría preciosa y ciertamente poética de nuestra naturaleza mexicana.
Twitter de la autora: @surrealindeath