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Tesoros escondidos: La extravagante cantina-museo La Faena

En el México del siglo pasado eran comunes los distintos grupos y sus reuniones; los novilleros de los sesentas hacían estas en una mítica cantina del centro de la ciudad: La Faena.

Ubicada en una calle y un edificio icónico, el ex Palacio del Marqués de Selva Nevada, La Faena es un sitio privilegiado. Ahora se encuentra en un notable desgaste, aunque muy poético.

Sus mesas de plástico contrastan con los azulejos de sus pisos, sus techos altos y las cubiertas de elegante y vieja madera que cubren la mitad de sus paredes. Pero sus singularidades más importantes radican en sus maniquíes y mostradores que exhiben sofisticados trajes de torero.

 

 

El lugar también guarda unos interesantes óleos de gran magnitud que muestran escenas de la tradición taurina, que aunque detona reservas en muchas personas, es indudable que fue gran parte de la cultura mexicana de siglos pasados.

Es un museo taurino pero no tiene nada que ver con la matanza de toros. "Faena" del latín "facienda" que significa "cosas que hay que hacer" nos deja en claro que una cosa que hay que hacer es visitar esta cantina-museo taurino que junto con El Bar Mancera -a sólo una puerta de distancia- son consideradas dos de las cantinas más antiguas y tradicionales del Centro Histórico de la Ciudad de México. Eso sí, mientras el Bar Mancera conserva el espíritu de hombre elegante de los años veinte con monóculo y whisky en mano, La Faena, sin afán ni pretensión de modernizarse, da paso al descascaramiento de los pósters taurinos, las vitrinas de trajes de luces que decoran el lugar y; permite que convivan tranquilamente teléfonos de madera empolvada de inicios del siglo XX con sillas y mesas de plástico, la caja registradora que triplica la edad de los asistentes más jóvenes, óleos de temas taurinos y un altar a la virgen de Guadalupe que está enmarcada por una serie de foquitos que se pudo haber escapado de algún árbol navideño para alumbrar la vitrina guadalupana.

 

 

 

La carta de comida y bebidas es de lo más variado de la zona y bien se puede ir sólo a degustar la comida que Eudoxia Hernández, con más de treinta años a cargo de la preparación de los alimentos, cocina en el momento y con las recetas originales. La sopa Azteca y el molcajete de carnes son clásicos. En el apartado de bebidas, a pesar de que ofrecen una amplia selección de Brandys españoles, vinos, mezcales y vodkas, la de la casa es la cerveza oscura de barril servida en su tradicional bola de cristal y acompañada de la botana, también de la casa que un día puede ser caldo de camarón, otro sopes o chicharrones y si tienes suerte, unas deliciosas quesadillas de papa.

 

 

 

Podrás visitar La Faena durante todo el día, pues sus puertas abren desde las once de la mañana. Su menú es sencillo y digno de las tradicionales cantinas: como sus molcajetes, sopa azteca, su típica botana a base unas ricas quesadillas de papa, tostadas de pata, cacahuates y los clásicos chicharrones. De bebidas encontrarás el abanico clásico de las marcas nacionales y algunas de barril. También tienen una amplia selección de de Brandys españoles, vinos, mezcales y vodkas.

 

 

La rocola que está en medio del salón tiene desde éxitos de la época de oro como Agustín Lara hasta las cumbias típicas de la Sonora Dinamita o Los Ángeles Azules, pasando por Roberto Jordán y Johnny Laboriel. En una sola noche puedes ver tanto a mujeres entaconadas, hombres con sombrero y accesorios de charrería, como al DJ en turno o el grupo tropical encargado de ambientar con cumbias en vivo.

Es quizá el único en su tipo en una ciudad tan grande como CDMX.: un museo-cantina. Se trata de uno de esos sitios legendarios que debes visitar como un tributo obligado a tu propia cultura general sobre la ciudad. Un surrealismo que se ha quedado prendado del pasado.

 

 

La Faena

Dirección: Calle de Venustiano Carranza 49, Centro Histórico de la Cdad. de México, Centro.

Teléfono: 01 55 5510 4417

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