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Animales fantásticos de la mitología prehispánica

Estos animales no tienen nada que envidiar a la mitología europea.

 

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El mundo prehispánico tuvo seres mitológicos que nada tienen que envidiarle a los cuentos medievales. La cultura mexicana tiene una gran riqueza cultural, en especial en lo referente a los grandes pueblos nativos de la antigüedad.

Los animales particulares de la fauna mexicana, que mencionaron los sabios indígenas a Fray Bernardino de Sahagún, en descripciones a medio camino entre el mito y la realidad, reflejan una vivencia cotidiana más profunda e imaginativa que las que podemos tener en la actualidad.

Para nuestros antepasados prehispánicos, la naturaleza proveía de todo lo que conocían y el cuidado de lo que les regalaba era una forma de vida. En el caso particular de los animales, las antiguas culturas comenzaron a dominarlos, para que de forma mágica lograran atrapar su esencia o espíritu, fue así que el ser humano dio el primer paso en el camino donde los animales formaron parte del pensamiento mágico religioso.

Los animales que los circundaban eran manifestaciones de poder de la misma naturaleza. Cada uno tenía un aura única, particular, una personalidad que era una significación de los dioses para con los hombres. De esta manera los animales eran manifestaciones divinas y por lo tanto sagrados.

Los dioses prehispánicos llevaban alusiones a animales según el poder que representaban. Las deidades mismas eran en parte animales, y los hombres más sobresalientes en el terreno de lo sobrenatural eran capaces de convertirse en ellos en forma de nahuales. Por ello un animal no era solo un animal, era muchas cosas, entre ellas, de origen divino.

En las culturas prehispánicas había algunos animales que jugaron un rol más importante, muchos de ellos eran considerados sagrados ya fuera por su belleza, su carácter, su fortaleza o su imponencia.

Aquí te dejamos algunos animales fantásticos de la mitología prehispánica.

Atzitzicuílotl

Las atzitzicuílotl eran unas avecillas que habitaban en los parajes lacustres del México. Criaturas redondas con picos negros, largos y agudos. Se decía que llegaban desde las nubes de lluvia y se arrojaban desde el cielo en prodigiosa zambullida y no se les volvía a ver más, sino transformados en bancos de peces de colores que se perdían en la profundidad de las aguas.

Cipactli

En la mitología azteca el Cipactli o "el lagarto negro" era una voraz, primitiva y monstruosa criatura marina, mitad cocodrilo y mitad pez. Estaba siempre hambrienta y en cada junta que unía sus 18 cuerpos había una boca adornándola. Tezcatlipoca sacrificó un pie al utilizarlo como cebo para atraerlo.

Dzulum

Dzulum fué un monstruo que aterrorizó a los mayas llevándose a sus doncellas y seduciéndolas con su atractivo pelaje; físicamente se mostraba hermoso ante las mujeres y horrible para los demás. Se describe como un jaguar gigante de pelo hermoso y brillante ante la luna, mirada enigmática o a veces como un lobo-humano muy grande, roñoso, dientes y garras afiladas.

Atotolin

El atotolin o gallina de agua era considerado como el rey de todas las aves de las zonas lacustres de Tenochtitlan. Tenía la cabeza grande, cuerpo largo y pico amarillo, la cola y las piernas cortas y fuertes. Para cazarla, los hombres tenían que perseguirla durante varios días. Si se cumplían cuatro días y no se le atrapaba, el atotolin miraba serenamente a sus perseguidores y comenzaba a dar grandes voces para llamar al viento. Quienes lograban cazar a un atotolin y le abrían la barriga con un punzón denominado minacachalli, podían encontrar una piedra preciosa o un carbón que era un aviso de muerte segura para el cazador.

Yoaltepuztli

En los bosques cercanos a Tenochtitlan aparecía este ser sin cabeza rondaba haciendo ruidos semejantes a la tala de un árbol. Quien lo escuchaba acudía a él a pedir su favor, riquezas, capturar un guerrero enemigo o cometer alguna hazaña. Este ser les brindaba a algunos lo pedido, a otros pobreza y miseria. El fantasma obsequiaba espinas de maguey y, entre más valiente y de espíritu más indómito fuese su visitante, más espinas recibía. Así, a los más débiles les regalaba una y a los más esforzados hasta cuatro espinas y la gracia de sus favores.

Ahuizotl

Era una criatura con forma de perro, manos de mono y con una larga cola que terminaba en una mano y con la que ahogaba a los incautos. Estaba al servicio de las deidades del agua, por lo que la víctima sólo podía ser tocada por los sacerdotes luego de haber sido sacada del agua. Era símbolo de mala suerte y desgracia.

 

Ixpuxtequi

La mitología de los nahuas tenía una de las cuatro deidades de la muerte. Su nombre, derivado del náhuatl, significa "cara rota". En el Códice, esta deidad es representada como un ente con pies de águila. Los antiguos mexicanos pensaban que Ixpuxtequi vagaba por las noches por las calles y caminos para sorprender a los viajeros solitarios.

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