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Luchita Hurtado: toda una vida dedicada al arte en el anonimato

Luchita Hurtado es una gran artista, poeta, ecologista, feminista y activista.

 

Luchita Hurtado se está convirtiendo en una leyenda viviente, luego de que apareciera en la lista de las personas más influyentes del mundo en 2019, elaborada por la revista Time. Es una artista nacida en Maiquetía, Venezuela que alcanzó la fama a los 98 años y ahora es reconocida en Londres. Aunque su vida ha sido muy interesante, es una lástima que lo sepamos hasta ahora.

Luchita emigró a Nueva York en 1928, donde asistió a clases en la Art Students League, luego en la Washington Irving High School y fue voluntaria en el periódico en español La Prensa y conoció a su primer esposo, Daniel de Solar, periodista que le doblaba la edad, cuando ella tenía unos 18 años. Este la presentó a una comunidad de escritores y artistas como Rufino Tamayo, que vivió con ellos en Nueva York mientras enseñaba en Dalton.

 

 

A principios de 40, Luchita inicio su carrera artística como ilustradora de moda para Condé Nast e hizo murales para las tiendas Lord & Taylor, mientras  vivía en un modesto apartamento en la East 85th. Se mudó a la Ciudad de México a fines de la década de 1940, donde pierde a sus dos hijos, uno de poliomielitis a la edad de cinco años.

En México conoce Diego Rivera, Frida Kahlo (de quienes era vecina), Rufino Tamayo, Luis Buñuel, Remedios Varo y al pintor austríaco Wolfgang Paalen, que sería su segundo marido a y con el que participó en el Dynaton Group. Un movimiento post-surrealista cofudado por el trío de Wolfgang Paalen, Gordon Onslow-Ford y Lee Mullican, quienes crearon imágenes de "libertad cósmica" y "auto trascendencia de la conciencia". 

 

 

 

Empapados en la filosofía oriental, inspirados por el encuentro de los surrealistas los tres artistas compartieron una visión de las posibilidades del arte. Finalmente, Luchita Hurtado se divorcia de Paalen y se casa con Lee Mullican, con quien tiene dos hijos Matt Mullican, un renombrado artista y John Mullican que es cineasta y director creativo de la 20th Century Fox y Disney.

En su círculo de amistades están los nombre de Chagall, Léger, Miró, Breton, Pollock, Lee Krasher, Isamu Noguchi, Jacqueline Johnson, Lucienne Bloch, Rene d’Harnoncourt, James Broughton; se dice que fue musa de Man Ray y que Leonora Carrington le construyó a sus hijos una casita de juguete. También se dice que Marcel Duchamp le dio un masaje de pies ­?al estilo de Pulp Fiction, donde "no pasa nada."

 

 

 

A pesar de esta red de nombres reconocidos, la práctica de Hurtado siempre ha sido una búsqueda independiente. Su arte esté lleno de misticismo, corporalidad y paisaje con una multitud de experimentación en técnicas, materiales y estilos poco convencionales en la época, reflejando contextos multiculturales que se han moldeado a la vida contemporánea.

La naturaleza y el cuerpo están muy presentes en sus piezas, además de las estéticas precolombinas, pinturas rupestres prehistóricas y del arte tribal del noroeste y sudoeste de los Estados Unidos. En sus cuadros aparecen formas abstractas biomórficas con patrones indígenas y diversas figuras totémicas representando al cuerpo femenino.

 

 

 

Pero tuvieron que pasar más de siete décadas, y con 98 años de edad para que en 2018, Luchita Hurtado atrajera el interés de la crítica especializada gracias a su participación en la muestra "Made in L. A. 2018" de la Bienal del Hammer Museum de Los Angeles, destacando sobre todo por sus trabajos realizados en la década de los años 70. Después su exposición individual en Hauser & Wirth en Nueva York, y ahora su primera exposición en la Serpentine de Londres.

Que Hurtado haya pasado desapercibido durante tanto tiempo es sorprendente, dado que ha estado profundamente ligada al mundo del arte y su vida está llena de anécdotas con reconocidos artistas. Pero fue gracias a Ryan Good, que desenterró unas 1,200 de sus pinturas mientras trabajaba para la herencia de Mullican, el que puso en movimiento el nuevo interés del mundo del arte en su trabajo.

 

 

 

Además de pintar, Hurtado escribe poesía, es ecologista, feminista y activista. También se interesó por la fotografía y la moda y diseñó por muchas décadas su propia ropa.

I Live I Die I Will Reborn es el título de la muestra que repasa ochenta años de carrera y que estará abierta, y tal vez tendremos algunas de esas piezas en en El Museo Tamayo de la CDMX este 2020.

 

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