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Sobre el Solsticio de Verano y el día más largo del año

verano

Crónicas del Solsticio de Verano del 2020.

Aunque parezca increíble el tiempo ya nos alcanzó, y sin que lo notáramos la primavera con sus jacarandas ya se ha convertido en verano; una temporada en la que la Ciudad de México alberga las tormentas más dramáticas y en la que es común ver nubarrones densos (por los que ocasionalmente pasa un rayo de sol)  y observar algunas mañana de cielo azul en las que se pueden ver las montañas al final del horizontes.

Además de ser la estación que ocurre entre la primavera y otoño, el verano es ese momento en el que el sol alcanza su mayor altura aparente. En el que transcurre el día más largo del año; lo que significa que durante 24 horas el inalcanzable astro amarillo permanecerá más tiempo en el paisaje.

El solsticio de junio es diferente según nos encontremos en el hemisferio norte o en el hemisferio sur. En el hemisferio norte, al solsticio de junio se le conoce como "solsticio de verano" y es el día más largo del año. Este día marca el fin de la primavera y el inicio del verano. A partir de este día los días comienzan a acortarse, mientras que en el hemisferio sur el solsticio de junio es el solsticio de invierno y es el día más corto del año. En este día termina el otoño y comienza el invierno. A partir de este día, los días se comienzan a alargar.

A lo largo del tiempo este caluroso fenómeno meteorológico ha tenido cientos de interpretaciones. Según algunos historiadores los primeros habitantes de la tierra adoraban el Sol, entre otras cosas, porque cada vez que la estrella perdía intensidad (por la llegada del frío) los hombres de las cavernas tenían miedo que no volviera y organizaban numerosos rituales para que regresara a iluminar sus campos.

Para los griegos, por ejemplo, el verano era una época en la que se abría una puerta a otra dimensión. Según su mitología el brillo de la estrella en el cielo se debía a que la diosa de la naturaleza, Deméter que durante esa época estaba feliz de ver a su hija Perséfone y la disfrutaba dándole calor a los humos. Luego cuando  el tremendo Hades se llevaba a su cría, la deidad le quitaba la luz al mundo y lo hundía en las desgracias del invierno.

En esta misma temporada, los celtas encendían hogueras para celebrar la llegada del verano. Buscaban conectarse con fuerzas superiores y conseguir bendiciones para sus cultivos, para que los enamorados llevaran a su cariño a buen puerto y para que las mujeres pudieran encontrar la fertilidad.

Mientras tanto, en el otro lado del mundo, los guerreros aztecas celebraban cada vez que venía el Solsticio. Hacían una serie de rituales también asociados con el fuego en los que buscaban obtener buenas y abundantes cosechas y recibir como se debía al todopoderoso Tonatiuh.

Para los astrónomos este evento sucede cada vez que la Tierra se inclina sobre su propia órbita elíptica provocando que haya un cambio de estación en los distintos hemisferios, y de pronto la posición del Sol se mueva de norte a sur o viceversa.

Los solsticios son los fenómenos astronómicos del año en los que el sol llega a su máxima declinación norte y máxima declinación sur con respecto al ecuador de la Tierra. El solsticio marca el inicio del verano o invierno astronómico, pero la fecha y la hora cambian de un año a otro, debido a que el periodo orbital de la Tierra no es exacto, es decir, tarda 365.2425 días en dar una vuelta completa alrededor del sol. Es por esto que se compensa cada cuatro años con los años bisiestos.

El Solsticio (sol detenido) de Verano comenzará el sábado 20 de junio a las 16:43 horas. Ese día durará 13 horas y en el cielo el Sol alcanzará su Cenit unos minutos más tarde de lo habitual. En tanto, en Chichén Itzá los vestigios del pueblo mayas se iluminarán espectacularmente, como desde hace siglos.

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