A finales del 2019 comenzaron los trabajos de restauración del Palacio Municipal de Tlalpan, un precioso edificio neoclásico construido por Rivas Mercado.
La escuela mexicana de arquitectura ha producido grandes figuras, las cuales, a través de los siglos y de las ciudades, han dejado su marca y su legado en monumentos, edificios misceláneos y construcciones magníficas. Uno de los arquitectos de más renombre en nuestro país fue Antonio Rivas Mercado, quien nació a mitades del siglo XIX y trabajó hasta la década de los 20s del siglo XX. Su obra más conocida y espectacular es el Ángel de la Independencia, pero dejó tras de sí muchas más edificaciones que embellecen las calles de la capital, como el Palacio Municipal de Tlalpan.
Imagen de: Wikimedia Commons
Rivas Mercado diseñó dicho edificio gubernamental en 1898, para que la alcaldesa Patricia Aceves Pastrana desempeñara sus funciones en el mejor lugar. Se inauguró el 28 de diciembre de 1902, y fue una de las construcciones más activas y reconocidas de Tlalpan. Incluso contaba con locales comerciales en sus grandes instalaciones, como la cantina La Jalisciense. Sin embargo, durante la segunda mitad del siglo pasado, comenzó a sufrir un deterioro progresivo, ya que su importancia fue disminuyendo con el tiempo.
Afortunadamente, a finales del año pasado se comenzó un gran proyecto de restauración en la CDMX, el cual incluía varios edificios del Centro Histórico de Tlalpan, considerados patrimonio arquitectónico de la ciudad y del país. El trabajo se llevó a cabo bajo la supervisión del INAH y, a pesar de que las obras ya concluyeron, no se han podido presentar de manera oficial, debido a la pandemia.
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A través de esta importante iniciativa se recuperaron características invaluables de la obra de Rivas Mercado. La cantera gris de su fachada neoclásica se restauró, junto con sus 12 ventanales, cornisa, balcón, reloj y campana. Además, las iniciales del arquitecto se plasmaron en las puertas de entrada, a manera de homenaje. Ahora, el Palacio de Tlalpan regresa a sus días de gloria, luciendo en todo su esplendor la técnica y gusto impecable de uno de los grandes arquitectos de México.
Otra pieza arquitectónica capitalina con historia: La Manita de La Merced.
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