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¿Cómo dormía la élite zacatecana del siglo XVIII?

Historia de la recamara en los Reales de Minas del siglo XVIII.

 

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Nuestra recámara es uno de los lugares en los que pasamos una buena parte de nuestra vida. En la actualidad puede componerse de una cama, roperos, sillas, pantallas, ordenadores y asistentes personales que al dar una orden de voz pueden prender las luces o despertarnos con nuestra música preferida, pero el cuarto de descanso no siempre ha sido como lo conocemos actualmente y por tal motivo, en esta ocasión, conoceremos los elementos que componían una de las tantas recámaras de la ciudad de Zacatecas, en el periodo novohispano.

 

 

La parte principal de la recámara la componía una cama francesa, con cabecera, finamente tallada en madera y que era aderezada con cortinas y colgaduras que podían estar hechas de telas como seda, calamaco y damasco.

 

 

El colchón de la cama estaba elaborado de lana o de cotense. Sobre el colchón se colocaban colchas que podían ser de algodón, damasco o lomillo y que iban adornadas con bordados. Las colchas provenían de China, Cuernavaca y Puebla y el color de moda era el carmesí. Para terminar el arreglo de la cama, se colocaban almohadas y un cubrecama que llegaba al ras del suelo.

 

 

En la recamara, además de la cama, podíamos encontrar biombos, baúles, petacas, pequeños estantes, escritorios y mesitas. En las paredes, regularmente, se colocaban espejos e imágenes de Santos y Vírgenes, al igual que crucifijos.

 

 

Es importante aclarar que mucha de la ropa se guardaba en cajas y baúles, aunque algunas recámaras contaban con roperos en los que podías guardar tu ropa de cama que en muchas ocasiones era confeccionada con tela de algodón.

La iluminación de la recámara se conseguía con velas, que estaban elaboradas con la grasa de animales, principalmente de cerdo y eran colocadas en candeleros de plata o de fierro, y puestas en el escritorio o en la mesita a lado de la cama.

 

 

Por último, pero no menos importante para la vida de las personas del periodo colonial, podíamos encontrar en la habitación, libros de carácter religiosos que día a día eran utilizados para llevar a cabo los rezos nocturnos que dictaba la religión.

 

 

Nuestra descripción claramente hace alusión a la habitación de personas que viven en una ciudad minera, es decir, en esta zona se registran los salarios más altos del Virreinato, lo que permite a una gran parte de la población adquirir los objetos mencionados, no obstante, según su calidad y oficio será el material utilizado y número de sus enseres.

 

Fuente: Gonzalbo Aizpuru, Pilar, Historia de la vida cotidiana en México III. El siglo XVIII: Entre tradición y cambio, México, FCE, 2005, pp. 592.

Autor: Nuevo Adicto

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