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Grutas del Rosario, un vistazo a las entrañas de la sierra duranguense

La entrada a las grutas son unas grandes fauces de piedra.

 

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Simón Agüero Espinoza y Benito Díaz Frayre trabajaban en las minas de fosforita en la Sierra del Rosario, por allá del año 1966, Simón escuchó un sonido hueco en una de las paredes de la mina, por seguridad y curiosidad ambos decidieron investigar.

Era 17 de diciembre cuando examinando la pared vieron salir vapor caliente entre unas rocas que movieron para dar con una cueva tan oscura que tuvieron que examinar al otro día con herramientas y más compañía.

 

 

Mientras escarbaban iba brotando agua y por eso la llamaron Cueva de la Lágrima, hasta que dieron con la más profunda oscuridad, fue entonces que el descubrimiento empezó a difundirse y dándose a conocer.

A más de cincuenta años de su descubrimiento, la cada día más famosa cueva ha sido explorada con cautela y emoción y renombrada como Grutas del Rosario por ubicarse en la sierra del mismo nombre.

 

 

 

 

Para llegar a las grutas hay que dirigirse a Mapimí, un hermoso pueblo mágico desde donde harás un breve viaje de 30 minutos en automóvil que termina en un arco con el nombre de las grutas, ahí comienza en ascenso.

Antes de llegar a la cueva hay que subir una escalinata que te lleva del valle a las al turas de la sierra, si no llevas prisa la subida no debería resultarte agotadora. Después de ascender aproximadamente 500 metros habrás llegado.

 

 

La boca de la cueva es impresionante, causa temor y emoción al mismo tiempo, su oscuridad no suele ser la de aquellos años sesenta porque ahora cuenta con iluminación; no obstante, hay que andar con cuidado.

La humedad del suelo y los rincones oscuros podrían hacerte caer así que se recomienda llevar ropa cómoda y zapatos adecuados para la exploración de 500 metros divididos en 4 niveles –con una altura promedio de 6 metros por nivel.

 

 

Durante el recorrido -que tiene una duración de 2 a 3 horas- verás las maravillosas formaciones que se han hecho durante miles de años, cientos de estalactitas y estalagmitas siguen creciendo trece milímetros al año por la acumulación de sales de bicarbonato de calcio transportadas por el agua.

Las formas de coloraciones que van del blanco, al rojo y castaño manifiestan la presencia de los minerales que solían extraerse de la mina y que hoy es una especie de museo natural que expone figuras bautizadas con diversos nombres.

 

 

Bautizadas por los turistas con más imaginación encontrarás las chimeneas, el buitre, el monje, los duendes, iglesias, los enamorados y todos los que se vayan acumulando hasta que los visites y hagas tu aportación.

 

 

 

Grutas del Rosario

Dónde: Vicente Nava, Lerdo, Dgo.

Cuando: lunes a domingo de 08:00 a 17:00

Cuánto: $120 Tirolesa $150

Foto destacada El Sol de la Laguna.

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