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La vida de lujos y excesos de Moctecuhzoma Xocoyotzin

Cómo era la vida cotidiana de los mexicas antes de la llegada de Cortés.

 

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En la actualidad los medios de comunicación han permitido observar los estilos de vida de los gobernantes, multimillonarios y famosos, es más, en ocasiones se realizan programas de televisión para conocer su vida de lujo y desenfreno, pero, alguna vez te has preguntado: ¿Cómo vivía el gobernante más poderoso de Mesoamérica a finales del siglo XV?

Para responder esa pregunta, que no te deja dormir por las noches, en esta ocasión descubriremos las actividades que realizaba en un día común y corriente Moctecuhzoma Xocoyotzin.

 

 

El tlatoani se levantaba con el sonido del tambor del templo de Quetzalcóatl como todos los habitantes de la ciudad, comenzaba con oraciones a los dioses y poco después se purificaba con un baño, luego, arreglaba su cabello, se colocaba un calzoncillo, una manta y sus sandalias.

 

 

Para el desayuno tomaba algo sin carne, probablemente maíz disuelto en agua junto a un poco de cacao y vainilla, que acompañaba con las tradicionales tortillas. Después de esta ligera merienda, se disponía a atender los asuntos del gobierno: recibía embajadores, impartía justicia, nombraba funcionarios y revisaba los asuntos de guerra.

Al medio día llegaba el tiempo de la comida, a diferencia del desayuno esta era majestuosas y numerosa. El gobernante se sentaba en una gran sala que debía mantenerse en total silencio. La temperatura se regulaba con braseros manejados por varios súbditos en puntos estratégicos del salón. La mesa en la que se colocaban los alimentos era de cuero y se cubría con manteles blancos que solo se usaban una vez.

Los alimentos se servían en platos y vasijas hechos en Cholula, por lo general, se podían observar, todos los días, un total de 2000 platillos para que el gobernante pudiera realizar su elección. Hay que resaltar que cada platillo se mantenía caliente, pues, tenían pequeños braseros en la parte inferior, que eran manipulados por los jóvenes nobles.

 

 

En el menú diario podíamos encontrar: caldos, guisados, asados, tortillas, tamales, atoles, bebidas de cacao, dulces, frutas, guajolotes, perros, venados, liebres, patos, rana, ajolote, ardilla, diversos pescados, víboras, larvas, gusanos, insectos, mariscos y carne humana.

Es de admirar que el salón estaba lleno de ancianos, consejeros, nobles, músicos y señoras que lo atendían, pero solo el señor podía comer, al terminar sus alimentos se limpiaba los dientes con un palito y se fumaba un buen tabaco, luego, al satisfacer su hambre, el resto de la comida era repartida entre los nobles y acompañantes del tlatoani.

Al terminar la comida, ya por la tarde, visitaba su zoológico, los jardines de sus casas, y era visitado por músicos, danzantes, animadores y acróbatas que le ofrecían espectáculos privados diariamente.

 

 

Por la noche, salía en muchas ocasiones de su palacio para visitar a varias de sus mujeres, siempre procurando tomar una buena taza de cacao para aumentar su deseo y potencia sexual. Al terminar de visitar a sus amantes y de regreso a su palacio, inspeccionaba que los guardias vigilaran que los habitantes de la ciudad cumplieran con el toque de queda que era anunciado con los tambores del templo de Quetzalcóatl al caer el sol.

 

Fuente: Escalante Gonzalbo, Pablo, Historia de la vida cotidiana en México I. Mesoamérica y los ámbitos indígenas de la Nueva España, México, FCE, CM, 2004, pp. 542.

Autor: Nuevo Adicto

Foto destacada: Biblioteca Digital Mundial

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