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Ernesto Uruchurtu y la política de cero tolerancia que modernizó la CDMX

Foto destacada: Revista Danzoneros

Ernesto P. Uruchurtu fue el regente del Distrito Federal con "Mano de hierro".

 

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La política mexicana está repleta de personajes que han pasado a la historia por sus más o menos buenas decisiones frente al mando o por muy malas administraciones, por chismes con celebridades o grandes obras públicas? Ernesto P. Uruchurtu ha quedado olvidado porque hace ya mucho tiempo que estuvo al frente de nuestra CDMX, pero vaya que dejó legado de su trabajo.

Cuando la ciudad era distrito y no había jefes de gobierno, Ernesto P. Uruchurtu fue regente del Departamento del Distrito Federal en el periodo de 1952 a 1966, el hermosillense tenía 46 años cuando quedó al frente del centro político y social de México adquiriendo muy rápido el sobrenombre "Regente de Hierro" lo que hizo ser tanto odiado como alabado.

Durante los 14 años que estuvo al frente del gobierno de la ciudad, Uruchurtu tuvo como soporte de su puesto 2 columnas que lo sostendrían en la política durante los gobiernos de Adolfo Ruíz Cortínez, Adolfo López Mateos y parte del de Gustavo Díaz Ordaz: 1) buen funcionamiento de la ciudad y, 2) cero tolerancia a los actos inmorales fueron las directrices que cambiaron para siempre la ciudad.

 

DF: una ciudad moderna, pero decente

 

 

Con la excusa de mejorar la movilidad, la seguridad y la calidad de vida, Uruchurtu inauguró el caos vial que ya caracteriza a la siempre en obras Ciudad de México, todo empezó cuando cambió la traza de la ciudad para beneficiar el tránsito de automóviles particulares, a lo que le siguió una larguísima temporada de construcciones.

En búsqueda de una mejor ciudad, el regente del otrora D.D.F. (Departamento del Distrito Federal) planeó una serie de espacios públicos para las familias y restringió los horarios de bares, centros nocturnos o cualquier otro lugar parecido, los cabarés eran los más acosados por todo tipo de nuevas reglamentaciones y ni hablar de las muy prohibidas manifestaciones o reuniones de personas en vía pública.

 

 

Al respecto de la prohibición y la búsqueda de la decencia, emprendió en 1952 la campaña La Cruzada de la Decencia Teatral, por medio de la cual elegía lo que se podía ver en los escenarios de la ciudad, derecho que les permitió clausurar obras que Luis Spota considerara inapropiadas, el escritor estaba apoyado por ciertas clases sociales y grupos.

Y no solo teatros y obras, actrices, directores y vedettes fueron afectados o prohibidos, entre ellos, Yolanda Montes Tongolele, María Victoria, Alejandro Jodorowsky, el Waikiki, El Salón México, la película Viridiana de Luis Buñuel tuvo que ser exhibida en el teatro La Capilla de un arriesgado Salvador Novo, el recinto fue clausurado. Hasta las pulquerías tuvieron que tapar los murales en sus paredes y cumplir con absurdas restricciones que llevó a la ruina a la mayoría.

 

 

Guarderías, escuelas y mercados

 

 

Como parte de su plan para apoyar a las familias o para sofocar cualquier queja, el Regente de Hierro abrió guarderías y estancias para las madres empleadas de alguna dependencia gubernamental, es decir, por muy tradicionalista que fuera aceptaba que las mujeres salieran a trabajar. También edificó hasta 324 de escuelas primarias, jardines de niños y escuelas de enseñanza técnica.

Para completar las necesidades de las familias se encargó de construir parques, plazas públicas, hospitales infantiles, penitenciarias y deportivos, sí, a Uruchurtu se debe que en casi cada colonia de la CDMX existan escuelas, deportivos y mercados. Con la finalidad de desaparecer los tianguis se construyeron más de 150 mercados con baños, guardería, zonas de lavado y desinfección para frutas y verduras.

 

 

Pero fue también la era de las grandes unidades habitacionales, en San Juan Aragón, Peñón de los Baños y Santa Cruz Meyehualco se levantaron casas multifamiliares hasta con 4 recámaras, todos los servicios y comodidades como escuelas, áreas comerciales y de recreación.

 

Infraestructura, transporte y vía pública

 

 

Si has visto antiguas fotografías del Zócalo notarás que había macetones y bancas, pues fue Ernesto P. Uruchurtu quien con ayuda del gobierno federal removió cualquier oportunidad de que la gente permaneciera en la Plaza de la Constitución, para que mejor pasearan por el Paseo de la Reforma donde se colocaron fuentes y se ensanchó la calle.

También durante este tiempo el Bosque de Chapultepec adquirió el aspecto que conservó por tanto tiempo, fue cuando se instalaron aquellos juegos de metal (algunos que aún sobreviven), los dos lagos artificiales, uno de sus restaurantes, 10 kioscos de comida, la famosa feria con su montaña rusa y el Museo de Historia Natural.

 

 

La red de alumbrado público fue ampliada, se estableció el servicio de limpieza de la vía pública, se entubaron los ríos Consulado, Churubusco y de la Magdalena para los cuales se crearon plantas de bombeo. En esos días el Periférico fue planeado y Tlalpan mejorada, el Rastro y Frigorífico del D.D.F. fue construido a la orilla de la ciudad para sacar su olor, todo lo necesario para embellecer la ciudad fue realizado, menos el metro.

Aunque Uruchurtu logró una red eficiente de transporte público, armado de taxis, camiones y tranvías -de lo cual estaba muy orgulloso; el gobierno federal estaba interesado en construir la red de transporte subterráneo que nada le gustaba al Regente de Hierro, quien argumentaba era imposible de construir por el subsuelo característico del D.D.F.

 

 

El fin de la era Uruchurtu

 

 

Se dice que en realidad lo que no le gustaba era tener que destinar tantos fondos para ese proyecto que no pudo retrasar más, el 19 de junio de 1967 fue que comenzó la construcción del metro, poco tiempo después renunció a su cargo a unos días de haber ordenado el violento desalojo de los colonos del Ajusco y Santa Úrsula.

El también primer secretario general del PRI había mandado retirar a los paracaidistas de esta zona para comenzar la construcción del Monumental Estadio Azteca, lo que nunca contemplo fue que pese a sus medidas de represión la gente expresara su descontento y fuera apoyada por la Cámara de Diputados quien el 20 de septiembre de 1966 , dictaminara único responsable de los hechos acaecidos en las colonias Ajusco y Santa Úrsula al licenciado Ernesto P. Uruchurtu, ex jefe del Departamento del Distrito Federal.

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