Foto destacada: Graffiti Street
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El arte callejero mexicano es un fenómeno que tiene sus raíces en la tradición del muralismo nacido en los años veinte del siglo XX. Es un préstamo de la cultura popular que se integra en la realidad cotidiana mexicana sea cual sea el barrio o la ciudad. Un siglo después, hay varios artistas urbanos que cuentan con renombre internacional que forman parte de los neomuralistas urbanos. Muchos de ellos encuentran su inspiración en los colores y patrones de textiles antiguos, artesanías indígenas, varias leyendas y tradiciones.
Aquí te dejamos con algunos de los artistas que gozan de reconocimiento a nivel internacional.
Este artista mezcla distintas técnicas para la creación de sus piezas y se ha convertido en uno de los referentes de la nueva ola de artistas que están cambiando el arte y el diseño en México. Empezó a pintar porque quería captar la esencia de las dos cosas que mejor conocía: la dura vida de la ciudad y el aprecio por la naturaleza. Cuando estas dos perspectivas opuestas se combinaron, Ovbal se dio cuenta de que tenía algo importante que decir y se hizo evidente que la mejor manera de expresar esta voz era en espacios públicos para que las masas lo vieran.
Sus coloridas obras de arte en formatos pequeños y grandes, son pintadas con aerosol, acrílicos, látex y pigmentos naturales. Su arte vibrante explora y recrea la cosmovisión de los pueblos nativos, mezclando elementos de su identidad personal para crear personajes abstractos y espirituales. El grafiti e un pretexto para reproducir su oralidad e imagen, con el objetivo de construir un lenguaje universal.
Los murales de Seher presentan símbolos en donde combina técnicas para crear su arte, incluidos aerosoles, acrílicos y marcadores. Cada obra de arte creada por Seher One transmite una experiencia fluida, permitiendo que el ojo fluya a través de la pieza con gracia natural. Junto con colores cuidadosamente seleccionados, estos detalles ofrecen mucho para que el espectador los descifre.
Spaik es un artista muy conocido y talentoso que es célebre por pintar al pueblo mexicano, en particular, a los campesinos. No solo pinta las duras realidades de sus vidas, sino también la belleza de sus tradiciones. Usando colores, texturas y patrones brillantes, su arte honra a los mexicanos nativos de las zonas rurales. A partir del pasado y mirando hacia el futuro, estos murales hablan de la identidad mexicana moderna.
Esta artista es una inspiración para las mujeres que quieren formar parte del mundo del arte callejero. Ha creado distintas obras en la calle, y también ha colaborado en varios proyectos urbanos con marcas importantes como Nike, MTV y Adidas dejando su huella en la escena nacional.
Dio el salto de grafitero a ilustrador cuando sintió la necesidad de dejar algo más que su nombre en una pared. Los sentimientos, las sensaciones y las ideas cobran vida en los personajes que pinta, que se basan en patrones, la naturaleza y los animales, tanto reales como imaginarios. Se dice que resume su trabajo en dos simples palabras: sueño y divergente.
Totoi es un ilustrador y diseñador mexicano cuyo trabajo resalta un estilo colorido y grafitero marcado por la influencia de los sneakers, y el manga. Su pasión por los tenis de temporada lo ha llevado a crear distintos grafitis sofisticados que resaltan por sus colores y simetría.
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Antes de morir, Diego Rivera cerró uno de las baños de la legendaria Casa Azul, donde vivió toda su con su esposa Frida Kahlo, y
dispuso que éste no fuera abierto hasta que pasaran 15 años después su muerte. Fue Dolores Olmedo quien quedó a cargo de la administración de la casa que pronto se convirtió en museo, y quien cuidó que la voluntad del pintor fuera respetada.
Cerca de cincuenta años después, con la muerte de Dolores Olmedo, Hilda Trujillo tomó la dirección de lo que hoy es el Museo Frida Kahlo, y decidió abrir la misteriosa puerta, para así dejar salir los secretos que fascinaron a muchos admiradores de la vida y obra de Diego Rivera y Frida Kahlo.
Dentro del baño, se encontraron varios objetos que hoy son parte de la exposición permanente del museo de la Casa Azul:
vestidos, fotografías, obras de arte, milagritos y cartas de amor, entres otros. La correspondencia entre Rivera y el estadounidense Rockefeller (con quien tendría una pugna por el mural que el magnate alguna vez comisionó al pintor), además de recortes de periódicos, las fotografías del famoso mural (tomadas por Frida) y bocetos que dan fe de esta antiguo conflicto, se encuentran entre los artículos más interesantes encontrados ahí.
La relación entre Rockefeller y Rivera fue complicada. Entre 1932 y 1934, el empresario estadounidense encargó un mural para el lobby de lo que hoy es el Centro Rockefeller en Nueva York al artista, entonces un creador reconocido y personaje clave de la intelectualidad mexicana. Rivera diseñó un mural que tituló
El hombre en una encrucijada, obra que en un principio agradó al mecenas.
El problema surgió cuando Rockefeller se enteró que en el mural aparecía la figura de Vladimir Ilich Ulianov, mejor conocido como Lenin, lo cual escandalizó a la sociedad neoyorkina. Para Rockefeller esto fue un insulto y fue entonces cuando pidió a Rivera que lo borrara del mural. Rivera se negó y logró que el empresario le pagara su trabajo (21,000 dólares de entonces), entre manifestaciones y un gran escándalo mediático. Pero
en 1934 el mural fue destruido.
Actualmente, en el Palacio de Bellas Artes se encuentra el mural titulado El hombre en el cruce de caminos (también conocido como
Hombre controlador del universo), que fue realizado en 1934, y es parecido a la obra realizada en Nueva York, que alguna vez quiso censurar Rockefeller.
En el baño de la Casa Azul se encontraron alrededor de 6,500 fotografías y 28,000 documentos, y esta anécdota, que resurgió hace pocos años como un misterio que sobrevivió al tiempo nos habla de los profundos principios de Rivera y su siempre potente y encantadora rebeldía.
Foto destacada: INAH
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El Tren Maya es una de las obras más controvertidas de este sexenio, ha sido un dolor de cabeza ?para decir lo menos- para el Gobierno Federal, para los inversionistas e incluso para los arqueólogos. Aunque seguramente tendrá millones de visitantes al año, por ahora, también tiene millones de detractores.
A raíz de las excavaciones, en octubre de 2021, el salvamento arqueológico conducido en las obras del Tren Maya del INAH, permitió el descubrimiento de una vasija con elaboradas inscripciones jeroglíficas que tenía 11 cartuchos glíficos pero que se desconocían los datos.
A este descubrimiento, se ha sumado una gran restauración que permitió a los investigadores hacer estudios arqueológicos y epigráficos, con lo que fue posible develar la narrativa de los glifos oculta por más de mil años. La vasija se encontró asociada a un plato y está dedicada a un personaje llamado Cholom, noble de quien ya se tenía registro en otras piezas cerámicas que le asocian a la elite de la antigua ciudad de Oxkintok.
De acuerdo con las arqueólogas del Centro INAH Yucatán y coordinadoras del análisis cerámico del Proyecto Tren Maya, Iliana Ancona Aragón y Sylviane Boucher Le Landais, la pieza en se halló cerca del pueblo de Maxcanú, y destaca por haberse ubicado en su contexto arqueológico de origen, al interior de una construcción habitacional prehispánica.
Esta vasija se une a otra similar, la cual los especialistas denominaron como el ?Vaso del Sajal?, también descubierta en el Tramo 3 del proyecto del tren, que va de Calkiní, Campeche, a Izamal, en Yucatán. No obstante, a diferencia de la anterior, donde se hace referencia solo al cargo del personaje a quien se dedicó el recipiente, en la recientemente restaurada sus 11 cartuchos glíficos permiten identificar incluso el nombre de un individuo.
La traducción que realizó el arqueólogo Ricardo Mateo Canul permite leer: "El señor dice, en su superficie, ha sido tallado, en su tazón o cajete, en su vaso, para atole, de Cholom, el sajal".
Para los investigadores, la frase nominal de Cholom puede traducirse como ?aquel que desata?, debido a que chol, en maya, quiere decir ?desatar?, y om se refiere a la persona que realiza dicha acción. "El sajal es quien transmite. No eran gobernantes pero sí nobles educados para poder escribir y leer los glifos, así como para comunicar en voz alta las órdenes del ajaw o gobernante", explica Ileana Ancona Aragón.
El Museo Regional de Antropología de Yucatán, Palacio Cantón, en Mérida, se resguarda otra vasija en la que aparece el glifo nominal de Cholom, con la diferencia de que en ella se le identifica como uylul, es decir ?oidor?, en español.
Si bien aún se desconoce si la vasija y su plato tuvieron una función ritual o de uso cotidiano, dado que falta conjuntar los estudios en laboratorio con las observaciones contextuales de los arqueólogos en campo, ambos elementos reafirman su pertenencia al estilo Chocholá.
Asimismo, la vasija recién restaurada mide 8.5 cm de altura por 21 cm de diámetro en su boca, mientras que el plato mide 11 cm de altura, por 32 cm de diámetro. Estas vasijas se unen a 40 objetos completos y más de 80 mil fragmentos de vasijas recuperados en dicho tramo del Tren Maya.