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Rafael Cauduro es uno de los pintores mexicanos más interesantes del país, debido a que se alejó del muralismo mexicano más popular, pero es un gran muralista. Se alejó de la pintura hiperrealista y paradójicamente es un hiperrealista, en lo social, al menos.
Más allá de las interpretaciones, Cauduro es un gran creador y esteta. Sus creaciones van desde el pequeño hasta el gran formato; caricaturas, dibujos, esculturas, giclées, vidrios y murales. Su arte va del op-art, al abstraccionismo y geometrismo cargado por diversas preocupaciones y reflexiones que marcaron su compromiso social.
Rafael Cauduro nació en la CDMX en 1950. Egresó de la licenciatura en Arquitectura y Diseño Industrial. Sus piezas y se han presentado en diferentes ciudades alrededor del mundo y ha estado presente en recintos como la Galería Acquavella, el Museo de Arte Moderno y en la Galería Tasende convirtiéndolo en un artista plástico de talla internacional.
Gran parte de su obra está cargada de intimismo, sus obsesiones y su círculo más cercano y familiar, lugares privados, recuerdos amados y reflexiones sobre las limitaciones humanas. Otra parte de su obra está inmersa en seres monstruosos, castigos bíblicos, muros de calaveras y personajes excluidos de la sociedad, como los migrantes o los mártires, todos ellos habitantes de lugares limítrofes donde varias realidades conviven.
Cauduro es uno de los artistas visuales de mayor impacto en la historia del arte contemporáneo mexicano. Es un reconocido artista a nivel nacional e internacional, que creó su propia técnica y su estilo rompiendo con las reglas tradicionales del arte.
Es un pintor polifacético que maneja bien las técnicas, materiales y que su obra se explica por sí sola. Además es un artista que marca tendencia, deja huella y con el arte permite que nos adentremos en su universo, descubriendo lo que para nosotros no siempre es visible.
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Como agua para chocolate es uno de los libros mexicanos más populares de finales del siglo XX. Es un libro escrito por Laura Esquivel, que sigue siendo bastante reconocido en muchas partes del mundo, gracias a que es una gran historia de amor, responsabilidades, prejuicios y tradiciones.
En 1992 esta historia fue llevada al cine por Alfonso Arau, y además de estar en boca de todos, se convirtió en una cinta icónica del cine mexicano; ganando nominaciones en los BAFTA, los Spirit Awards, los Golden Globes, los Goya y los Ariel. Este año, se anunció que habrá una nueva serie y aquí te daremos las razones por las que tienes qué ver esta nueva serie.
El libro Como agua para chocolate ha sido traducido a 17 idiomas. De hecho, a pesar de que Laura Esquivel ha escrito varios libros, su mayor promoción desde 1990, es este libro. Cada año, Esquivel viaja a diferentes países, 28 países en 2023, incluidos Bélgica, Noruega y Portugal, para hablar de lo mismo que ha hablado desde que salió la novela.
Si importar en qué año haya salido este libro es una historia conmovedora. Seguramente la serie será de época, con grandes vestuarios y escenarios, que son un factor que la mayoría de las series de HBO comparten. Todo para conocer la historia de Tita y Pedro, dos jóvenes mexicanos que se enamoran, pero las tradiciones dicen que Tita debe dedicarse a cuidar de sus padres y que por eso no puede casarse.
Aunque todavía hay mucho secreto en torno a la producción, incluso a la fecha de estreno, sabemos que Salma Hayek participa como parte de la producción ejecutiva de la serie, al lado de José Tamez y Siobhan Flynn. En el reparto contará con Irene Azuela, Azul Guaita, Ari Brickman, Ana Valeria Becerril, Andrea Chaparro, Ángeles Cruz y Louis David Horné; una mezcla de talento ya bien conocido por el público latinoamericano y jóvenes promesas de la actuación en México.
Tener una versión renovada de este libro sin duda será especial, porque además es algo que les gusta a los latinoamericanos: amor, “realismo mágico” y la trama se ceñirá sobre México durante la época de la revolución, con Tita de la Garza y Pedro Muzquiz, dos jóvenes cuyo amor no puede ser consumado debido a las costumbres familiares. Podremos ver más adaptaciones de obras importantes para la cultura e identidad latinoamericanas.
La idea de la novela se le ocurrió a Esquivel mientras cocinaba las recetas de su madre y su abuela. Así que en el libro es posible conocer muchas recetas, y buena parte de las acciones giran en torno a la comida. Tanto el libro como la cinta, combinan el placer de la cocina con las pasiones del romance prohibido.
Sin duda, podremos tener un énfasis en diversas recetas que hace Tita, ya que su pasión crece a través de sus buñuelos de crema, su sopa de rabo de toro y su mole de pavo con almendras y semillas de sésamo. Toda la novela entrelaza recetas con su sabrosa trama. Todas las recetas son reales y de uso común en la familia de Esquivel. Sus favoritos personales son los panecillos navideños, la salsa de mole y los chiles en salsa de nueces.
Este libro también pone en evidencia el rol de la mujer durante la Revolución Mexicana, los cambios sociales importantes, la incorporación de las mujeres al mundo laboral, los derechos, etc. Una versión del siglo XXI, sin duda tendrá muchas sorpresas en este sentido.
El libro también es bastante picante, de hecho, Como Agua para Chocolate, hace referencia a una frase coloquial utilizada por los españoles que significa extremo de sentimiento. Se refiere a un punto de ebullición en términos de ira, pasión y sexualidad. La sensualidad y la terrenalidad del carácter mexicano tal como se revela en Como agua para chocolate, es parte de nuestra vida cotidiana.
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Es posible encontrar un poco de historia en cada rincón de la Ciudad de México, y los hoteles no son la excepción, ya que cuentan anécdotas fascinantes. Y el Hotel Majestic es uno de los hoteles que más historia preserva en sus paredes. Y aquí te vamos a contar un poco de la gran historia de este lugar en cuadro principal del Centro Histórico de la Ciudad de México.
Este hotel, fue El Viejo Portal de Mercaderes, justo en el lado oeste de la plaza de la Constitución que desde su construcción ha sido el centro de la vida política, cultural y social del país, así como el punto comercial más importante en la conquista.
Se dice que el primer edificio colonial estuvo dedicado para la venta de alimentos y otras mercancías. Mucho del espacio ahí fue otorgado a Don Rodrigo de Albornoz, Conde de Santiago, secretario del Emperador Carlos V y el contador de la Nueva España. Fue en 1524, cuando se aprobó que los dueños de las propiedades que se encontraran frente al Zócalo podían rentar sus propiedades a los mercantes, por lo que se llevó El Portal de Mercaderes.
Así que desde el inicio, el Zócalo ha tenido a muchos vendedores en los arcos, que a pesar de haber sido construidos por los dueños, la ciudad aún era dueña de la tierra donde se encontraban los arcos. Esto llevó a disputas sobre el mantenimiento y sobre quienes debían controlar el lugar y cómo regular a los ambulantes y la venta no regulada.
A pesar de todo, en el lado sur de la Calle Madero, hay dos hoteles que siguen siendo llamados por sus nombres originales: el ex Hotel Majestic (ahora Best Western) y el Gran Hotel de la Ciudad de México (ahora Howard Johnson). Ambos edificios datan de finales del siglo XIX y principios del siglo XX.
El Hotel Majestic ocupa la mayoría del edificio que es visible desde el Zócalo y la entrada está en la calle Madero. Partes de este edificio datan del siglo XVIII, pero fue completamente renovado por el arquitecto Rafael Goyeneche en 1925 y la mayoría de las fechas interiores de este año y el Hotel abrió sus puertas en 1937.
Se destaca por su fachada de estilo neo colonial ordenada por el gobierno, ya que todos los edificios del Zócalo debían tener una fachada similar. Además de que este hotel tiene muchas habitaciones, un restaurante en el último con vista al Zócalo, lo que más se destaca es el vitral de art nouveau que hay en el techo del hotel.
En el espacio del Gran Hotel es en donde vivió Rodrigo de Albornoz, Contador Real. En 1895 es comprado por el francés Sebastián Robert para convertirlo en el primer centro comercial en México.
Su exterior fue neogriego con estructura metálica, convirtiéndose en el primer edificio de la ciudad en emplear el método de viguetas de hierro ahogadas en concreto. También se convirtió en la primera obra de estilo Art Nouveau en el país. La decoración es de estilo Art Decó, destaca el vitral firmado por Jaques Gruber de la Escuela de Nancy, Francia. Desde 1968 es sede del Gran Hotel Ciudad de México.
El interior del hotel mantiene la mayoría de su decoración original creada para la tienda departamental de estilo estilo Art Nouveau. Tenía una escalera ondulada y envolvente, replica de la tienda Le Bon Marché en París1; pero se perdió en 1966. El aspecto más llamativo del inmueble es el vitral de Tiffany, una estructura con más de 20 mil piezas de vidrio de colores, esta pieza Art Nouveau, diseñada por el artista Jacques Grüber y llevada a México en 1906, para decorar el techo del Centro Mercantil.
El vitral se caracteriza por el uso de formas vegetales abundantes y entrelazadas, coloridas, con guirnaldas reverberantes y hojas aisladas. Aunque este permitía el paso de la luz solar, se colocaron más de cien lámparas para iluminarlo en la noche. Debido a su monumentalidad y belleza se convirtió en Patrimonio Cultural de la Nación, debido a que el Instituto Nacional de Bellas Artes lo consideró como una obra de arte.
Dónde: Ubicación: Avenida Francisco I. Madero No. 73, Colonia Centro
Cuándo: todos los días del año
Cuánto: desde $1500
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