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¿Llegó el fin del horario de verano en México?

Con información de: CNN Español

El horario de verano en México podría llegar pronto a su fin.

 

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La medida del horario de verano que está vigente en México desde 1996 y supone adelantar una hora el reloj cada principios de abril ha sido evaluada por el Gobierno de Andrés Manuel López Obrador, quien dijo que existe la posibilidad de que no se implemente más.

El presidente de México ya había manifestado desde hace unos meses que su Gobierno tenía la intención de poner fin al cambio de horario cuestionando la eficacia del de verano. “Se habló de ahorros, pero no se demostró que realmente se ahorrara en energía eléctrica”, dijo en marzo pasado y anunció que encargaría a la Secretaría de Energía un estudio al respecto.

 

 

Esta semana se ha dicho que tiene ya los resultados de ese estudio y que los dará a conocer próximamente pero adelantó que hay “mucha posibilidad” de terminar con esta práctica.

Durante ocho meses al año, México y docenas de otros países siguen el horario de verano y, durante los cuatro meses restantes, vuelven al horario estándar (invierno). Pero, ¿cuáles son las razones que da el Gobierno? Además, ¿qué se dice en otros países donde también se debate el cambio de horario? Y ¿cuáles tienen cambio horario, alguna vez lo tuvieron o nunca lo han implementado?

 
 

¿Por qué razón se quiere eliminar el horario de verano?

 

“Es mínimo el ahorro y es considerable el daño a la salud”, estos han sido los argumentos que ha vuelto a dar López Obrador durante la conferencia mañanera de este miércoles.

Históricamente la razón de ser del horario de verano ha sido la de aprovechar más la luz del sol para utilizar menos la energía eléctrica en las casas o en los edificios de trabajo. Sin embargo, es difícil concluir si con esta práctica realmente se ahorra energía o no pues los datos más recientes disponibles en el país son de 2018.

 

 

Según el Fideicomiso para el Ahorro de Energía Eléctrica (FIDE), en ese año, el ahorro en el consumo de energía eléctrica fue 945,29 GWh, con lo que se podría “abastecer el consumo de 592.240 casas habitación durante todo un año, o el equivalente al consumo de energía de 8,3 millones de lámparas fluorescentes prendidas las 24 horas del día durante un año”, según el organismo que se encarga de darle seguimiento a esta medida desde su implementación.

Si bien la práctica puede ayudar a reducir parte del consumo de energía, los críticos de esta medida en el mundo han expresado su preocupación sobre si la cantidad de energía ahorrada vale la pena la molestia de implementar el sistema en todo el planeta.

 

 

En 2008, el Departamento de Energía de EE.UU. descubrió que la extensión de cuatro semanas del horario de verano desde abril-octubre hasta marzo-noviembre ahorró aproximadamente un 0,5 % en electricidad total todos los días.  Si bien eso parece casi nada, totaliza 1.300 millones de kilovatios-hora, lo que según el Departamento de Energía de Estados Unidos suma “la cantidad de electricidad utilizada por más de 100.000 hogares durante todo un año”.

Pero un estudio de ese mismo año realizado por la Oficina Nacional de Investigación Económica concluyó que el horario de verano aumenta ligeramente la demanda de electricidad residencial: aunque se redujo el uso de la iluminación, aumentó la demanda de calefacción y refrigeración, por lo que el consumo de electricidad fue aproximadamente el mismo.

Otro de los argumentos que ha dado el Gobierno de México para despedirse de este horario tiene que ver con la salud. Los expertos aseguran que ajustar nuestros relojes en la primavera supone una alteración al sistema circadiano, que controla el sueño.

 

 

Es decir que, durante el horario de verano, el reloj avanza una hora, por lo que el amanecer y el atardecer ocurren una hora más tarde que antes. Esto también adelanta el reloj biológico una hora. Por lo tanto, uno podría tender a acostarse más tarde y tener más dificultades para levantarse por la mañana.

Pero escatimar en el sueño va mucho más allá de las ojeras. La falta de sueño está relacionada con la diabetes tipo II, los ataques cardíacos y la depresión.

Por otra parte, hay quienes aseguran que esta práctica no supone grandes daños a la salud, salvo para aquellas personas que padecen trastornos del sueño. “Si alguien tiene una enfermedad de este tipo le cuesta trabajo empezar a dormir y levantarse, y esto se agrava durante el cambio de horario, al que nunca se adapta, dice Ulises Jiménez Correa, director de la Clínica de Trastornos del Sueño de la Facultad de Medicina de la UNAM.

Según Jiménez para la población en general no implica mayor problema. “Esta medida puede generarle un poco de cansancio los primeros días, pero después de una semana ya se habrá adaptado”, asegura.

 
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