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Encuentran documental de 20 minutos sobre la vida de Remedios Varo (VIDEO)

 Las llaves secretas al mundo de la surrealista, Remedios Varo.

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En un universo que solo habitan los genios poco convencionales, existió una artista que manipuló a su antojo lo mundano y lo fantástico. Una pintora que era también matemática, astrónoma, bruja, entusiasta del psicoanálisis y surrealista de corazón cuyo nombre fue casi tan interesante como su propia vida:  María de los Remedios Varo.

Esta grandiosa mujer nació en una pequeña ciudad catalana llamada Anglès, un pueblo que parece sacado de cuento de brujas del siglo XIX que le ayudó a cultivar su mundo interno. De niña deambulaba entre sus calles estrechas y sus palacios medievales y mientras la vida pasaba construía involuntariamente su poética.

Desde pequeña demostró tener un talento innato para la pintura. Esa característica la hizo una rebelde y le permitió entrar de joven a la Academia de Bellas Artes de San Fernando que estaba en Madrid. Ahí conoció a los grandes surrealistas españoles (Dalí, Lorca y Buñuel) que además de encantarla con su talento, le enseñaron métodos para plasmar sus fantasías oníricas en un óleo. Fue así como de pronto, llegaron al mundo sus naves fantásticas, sus máquinas de coser, sus relojes que no marcaban el tiempo y demás personajes etéreos con  sombras pronunciadas.

Desafortunadamente, antes de que la humanidad conociera su poderoso pincel la historia del siglo XX se interpuso en su camino y sus ideas de izquierda la hicieron autoexiliarse en París primero y más tarde en 1941 tomar un barco a México, país que la refugió y la encumbró el resto de su vida.

Aquí creó gran parte de su obra. Aquí desarrolló un mundo interno único, que estaba alimentado por los destellos científicos del siglo XX, y por la búsqueda laberíntica de una espiritualidad que calmara sus inquietudes fantasiosas. Aquí se convirtió en leyenda.

A propósito de su acontecida existencia, recientemente fueron encontradas las latas de una cinta que guarda un cortometraje grabado en 1966 sobre las pinturas de Varo en el departamento de Anna Alexandra Gruen. Esta última había estado casada con Walter Gruen, el último esposo de Varo, con el que permaneció hasta el final de su vida.

El cortometraje fue filmado por el cineasta Jomi García Ascot y muestra un repaso por la obra de Varos haciendo zoom a detalles que de pronto nos erizan. Sí, hay mucho misterio en sus discurso.

Para este cortometraje de solo 20 minutos fue conseguida la voz de una mujer que se asemejara a la de la propia Varos; frases de personajes como Brentano, Becquer, Tröxler, Hölderlin y Plotino, encuadran el viaje lejano, hechizante y magnético de su obra.

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