Foto destacada: Marco Samaniego
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Llevar a un amigo, familiar o pareja a un destino gastronómico de la CDMX siempre es una buena opción. Después de la pandemia hay cada vez más spots, que tienen el valor de abrir nuevos lugares para disfrutar todo tipo de platillos con propuestas de todas partes del mundo. Hoy en día, además, se ofrecen menús innovadores, de alta calidad y para todo tipo de paladares, así como de precios para nuestros bolsillos. Asimismo, los restaurantes cada vez se esmeran más por crear un diseño arquitectónico y el ambiente peculiar, con el fin de hacer de la estancia de los comensales una gran experiencia en todos los sentidos.
Sin duda, vivir en la CDMX significa tener un sinnúmero de propuestas gastronómicas para disfrutar, y de experiencias qué gozar. Es por eso, que en MxCity te hemos traído lugares en donde puedes disfrutar de buenos momentos y conocer un nuevo lugar con quien desees.
Aunque este lugar abrió unos meses atrás en la colonia Roma, merece la pena visitar todo el año. Es el lugar con una carta de desayunos y brunch que ofrece café de Nayarit, leche orgánica, tés, cerveza y hasta una gran selección de vinos naturales de baja intervención. Todo lo que pruebes aquí te hará regresar una y otra vez.
Dónde: Jalapa 130 Roma Norte
Cuándo: miércoles a lunes de 08:00 a 19:00
Comida casera con platillos que te harán recordar el sazón familiar con un toque novedoso a la cocina mexicana. Hay tortillas de maíz de colores, deliciosos tuétanos, pastas hechas en casa y diversas opciones de temporada. Cuenta con carta de cocteles y cantaritos de mezcal.
Dónde: Jalapa 62, Roma Norte.
Cuándo: martes a domingo de 09:00 a 20:00
Esta cadena americana se fundó en Hollywood en 1947. Es una de las primeras que pretenden abrir en la Ciudad de México para los amantes de las hamburguesas gigantes de excelente calidad y sabor exquisito. Fatburger es una sucursal llena de diseño contemporáneo, muchos colores y espacios cómodos para disfrutar la experiencia de una hamburguesa gourmet casera hecha a la medida, el diferenciador de la marca.
Dónde: Insurgentes Sur 1066, Ciudad de México
El Ololo en la Condesa, que significa “reunión” en maya, es un speakeasy misterioso e interesante que parece salido de una película de Wes Anderson. Sin duda despertará tus en una atmósfera enigmática y exclusiva y un espacio monocromático de tonalidades naranjas, acabados modernos y objetos minimalistas establecidos en simetría perfecta.
Dónde: Chicontepec 57, Condesa.
Cuándo: miércoles a sábado de 09:00 a 03:00
Pizza Grata abrió hace unos cuantos meses pero ya es uno de los lugares favoritos de los locales, que desde la tarde hasta pasada la noche disfrutan de un menú hecha casi en su totalidad en el horno que ocupa gran parte del espacio de la cocina; hay una gran cantidad de pastas y ensaladas, además de la estrella del lugar: las pizzas con masa madre creada con harina orgánica y traída de Oaxaca con ingredientes naturales y frescos de distintos lugares del país.
Dónde: Euler 145. Local 155, casi esquina Horacio, Polanco
Cuándo: lunes a domingo desde las 11:00
El nuevo restaurante en Polanquito es un spot pequeño y está lleno de colores, sabores, apuestas y bebidas deliciosas. Un gran lugar si te gustan los platos para compartir con familia o amigos. Tiene el sello de distinción de la Terraza Cha Cha Chá, Palmares Azotea y Suuwaii pero Pardela es el más sofisticado y con más propuesta gracias al Chef Jorge Guerra y su equipo.
Dónde: Emilio Castelar 44, Polanco.
Cuándo: martes a sábado de 14:00 a 1:00 horas y domingo de 13:00 a 19:00 horas.
Este lugar te transportará a Europa por su dulzura, elementos florales y colores tenues. Tiene mucho encanto, está lleno de plantas, platos decorados y acabados vintage. La mayoría de sus platos tienen florecitas y destacan por ser pequeños, como aperitivos.
Dónde: Plaza Río de Janeiro 53-local 2, Roma Norte.
Cuando: martes a domingo de 09:00 a 17:00
El chef Billy Maldonado creó Fónico desde principios de año, pero no habíamos tenido la oportunidad de presentárselos aquí; aunque, sin duda, es uno de los mejores spots para degustar los productos del mar, transforman ingredientes en una experiencia culinaria contemporánea con áreas de bar, una cocina abierta y terraza de doble altura en una mansión histórica del siglo XX donde puedes probar pozole de langosta
Dónde: Salamanca 85, Col. Roma, CDMX
Cuándo: lunes a sábado de 13:30 a 2:00 y domingo de 13:30 a 18:00
En realidad, Los Panchos es un restaurante con más de 76 años de tradición, emblemático de la CDMX, de la gastronomía mexicana auténtica y de los deliciosos chiles en nogada que ya están disponibles en la sucursal de Anzures; relleno de carne molida de cerdo y res, almendras, piñón, manzana criolla, pasas, perón y plátano macho y bañado con la típica salsa nogada y coronado con granada roja.
Dónde: Tolstoi 9 colonia Anzures.
Entre Fuegos también ya tiene a la venta chiles en nogada sin acitrón, ya que está en peligro de extinción. El relleno de su delicioso chile en nogada es manzana panochera, manzana de Zacatlán, perita de leche, plátano macho, carne molida de res y cerdo, jitomate, piñón y pasas. El grupo apoya con la compra de los ingredientes a los agricultores locales de Calpan, San Nicolás de los Ranchos, San Martín Texmelucan y sus alrededores; capeado o sin capear con un tequilita.
Dónde: Av. Pdte. Masaryk 214, Polanco V Secc, Miguel Hidalgo
Cuándo: lunes a domingo de 11:00 a 23:00
Fotos: Fundación tortilla Con información de El País
Pueden existir tantas variedades de tortillas como variedades de maíz con sus combinaciones; incluso hay tortillas de harina, trigo y nopal y muchas otras posibilidades que difícilmente podría enumerar aquí. Además de que tenemos muchas alternativas, las tortillas son bastante sanas y muy ricas.
Asimismo, la tortilla es el producto de la nixtamalización, una de las técnicas sin el cuál la gastronomía mexicana, y la de varios países centroamericanos, no sería la misma. Desde los tiempos prehispánicos, el maíz y la nixtamalización nos han brindado un gran acceso diario a vitaminas, minerales y otros compuestos que necesita el cuerpo humano para tener un mejor funcionamiento.
Gracias a la globalización, el mundo ha conocido la nixtamalización, esa herencia 100% mexicana, haciendo que el consumo de tortilla se haya disparado a nivel mundial. A pesar de la dificultad de hacer tortillas fuera de México, en los últimos años, se ha visto un impresionante incremento en el consumo de tortilla de en el mundo, un aumento incluso que se da mucho entre los no hispanos que viven en Estados Unidos.
Esto gracias a que la tortilla permite la creación de una gran variedad de platillos, es versatil, accesible en todo momento y un producto muy noble: factores que contribuyen a la expansión de la industria de la tortilla a nivel global. Pero de entre todos los casos que se pueden mencionar, el consumo de tortilla mexicana de maíz en España es algo muy peculiar, a pesar de la dificultad de hacerla.
De hecho, en España, cada día hay más tortillerías en diversos barrios de las ciudades grandes, que llevan años experimentando con sus propios procesos de nixtamalización que preserven la tradición del maíz, agua y cal, con el fin de que brinde todos los beneficios. El ejemplo del restaurante vasco-latino Topa en San Sebastián, del cocinero Andoni Luis Aduriz, que nixtamaliza el maíz txakinarto de Vizcaya, de los pocos sin hibridarse.
Tiene una tortilladora manual y pequeña vasco-mexicana por las adaptaciones con la que produce 26 kilos semanales. En realidad, se están produciendo muchos tipos de tortillas con una técnica mexicana, pero con maíz orgánico, vascofrancés, holandés, levantino, gallego, norteño porque en realidad existen tortillas como existen cantidades de maíz.
Incluso, esto está ayudando a que muchos restaurantes comiencen a importar maíz latinoamericano, y sobre todo de agricultores en México. Otras de las particularidades es que la cal española tiene diferentes propiedades y purezas, que la cal en México, haciendo que el sabor y las propiedades, tiempo de cocción y procesos de nixtamalización tengan sus diferencias más o menos significativas.
Lo cierto, es que este proceso está haciendo que cada vez sean más países los que usan la nixtamalización, el comal y las máquinas para hacer variedades de tortillas, e incluso para hacer totopos, sopes, huaraches y todo lo que permita hacer el maíz con estas técnicas mexicanas. Asimismo, cada día crecen más las tortillerías con el método tradicional, con la intención de hacer producciones a gran escala. Esto también hace que las maquinas para hacer tortillas se comiencen a distribuir por todo el mundo, ya que es un invento 100% mexicano.
Según datos de El País, la tortillería Maíz Maya (Madrid), “trabaja con cooperativas en Valencia para sembrar nuestro maíz. Comenzó con 12 toneladas anuales y ahora produce 450 toneladas. Otro ejemplo es el del mexicano Roberto Ruiz, que inició con un proyecto de tortillas que producia 350 kilos por semana de tortilla, tostadas, huaraches, tlayudas, y que hoy en día hace 2.000 kilos que son consumidos casi en totalidad en España.
No solo es posible dar muchos otros ejemplos del ascenso de las tortillerías en España, pero también esto produce una serie de benéficas consecuencias: el aumento del consumo de la gastronomía mexicana, que se traduce en aumento de locales y empleos, de maquinaria, reparaciones intercambios culturales y, sobre todo, una de las mejores cosas que le puede pasar a la gastronomía mexicana: el intercambio y la mezcla de técnicas, productos y sabores de otras latitudes.
La Tortillería del Río (Madrid) elebaora hasta 2.200 kilos diarios de totopos y tortillas, que son empacadas manualmente al vacío para conservarse durante 18 días. Sus tortillas no usan aditivos y se exporta a Alemania, Francia e Italia. Lo mejor es que es una tortillería sin publicidad, solo con una página en internet que no ofrece venta, únicamente es informativa.
Esto es lo México podría exportar a todo el mundo, ya que hay unas 600 especialidades con maíz nixtamalizado, sin mencionar toda la gastronomía con insectos, y otras muchas técnicas prehispánicas que sin duda generan productos de gran calidad y con un proceso que resulta en platillos deliciosos. Así que no te sorprendas si viajas a otro país y encuentras tortillas mexicanas en cualquier barrio del mundo.
El tzoalli es la forma previa de la alegría de amaranto. Es una masa de semillas de amaranto que se une con miel de maguey, que en la época prehispánica se utilizaba para elaborar imágenes de las divinidades, como una ofrenda a sus dioses.
El tzoalli, sobre todo, se hacía para las fiestas dedicadas a Huitzilopochtli, en donde las mujeres elaboraban una figura del dios, a través de un proceso de amasado con amaranto. Es bastante probable que se usara el amaranto debido a su maleabilidad; pero no hay certeza completa de por qué específicamente se usaba la semilla para crear la forma de los cuerpos y huesos de los dioses.
Algunas fuentes han afirmado, que después de que las figuras de los dioses estaban hechas con tzoalli, se salpicaban con sangre durante la ceremonia; pero tampoco es posible saberlo con total seguridad. Lo que se sabe es que había personas dedicadas en hacer las imágenes sagradas y en otros lugares, eran hechos por gente común para conectarse con los dioses.
En realidad, las prácticas, rituales y aspectos centrales de la ceremonia y los dioses representados con tzoalli siguen siendo bastante complejos y hasta misteriosos. Esto no le gustaba nada a los españoles, muchos menos que hicieran representaciones de dioses no cristianos, rituales, ni que se transmitiera la idea de que los dioses podían ser ingeridos o bebidos, valga la ironía.
Así que tanto las prácticas, como la cosecha y cultivo de amaranto fue prohibido por los españoles, y durante mucho tiempo el amaranto fue considerado como una planta profana, ya que transformaba en carne a los dioses que al final eran consumidos para transmutar sus cualidades.
Samuel Villela
Fray Diego de Durán relata, en su crónica sobre la ofrenda de Huitzilopochtli sobre el tzoalli con miel. A partir de esa mezcla con base en amaranto y miel de avispa o maguey, hacían un gran ídolo a imagen del Dios, lo adornaban y vestían, y elaboraban huesos grandes que depositaban a los pies del ídolo. Además del tzoalli, ofrendaban “panes” como tortillas pequeñas; pasada la fiesta se los dividían para comer.
Seguramente debido a la prohibición de utilizar el amaranto para las fiestas, se dejó atrás esta práctica y se sustituyó por el “papalotlaxcalli” o pan de mariposa que era exclusivo de esta ceremonia, de acuerdo con el Instituto Nacional de los Pueblos Indígenas (INPI).
Las ofrendas consistían en “panes” de diversas figuras como mariposas o rayos (xonicuille) hechos a base de amaranto y “pan ázimo” que era un pan de maíz seco y tostado, llamado yotlaxcalli. Había otras ofrendas de tamales (xucuientlamatzoalli) y maíz tostado llamado Izquitil, y casi toda la ofrenda era de amaranto porque lo consideraban un alimento especial.
Pero como ya no era viable poner amaranto, lo más seguro es que se comenzaran a adornar los panes con huesos, a modo de ritual; de tal modo que poco a poco surge el pan en los altares mexicanos que hoy conocemos.
Samuel Villela
Así que cada 1 y 2 de noviembre, representamos a la muerte con su característica forma circular, que es alegoría del ciclo de la vida, y con las figuras que lo adornan con forma de hueso, con un círculo en la parte superior que simboliza un cráneo.
También se representa las lágrimas derramadas y, asimismo, su forma circular representa el ciclo vida-muerte.
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