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Nacho López y sus ensayos fotográficos de la Ciudad de México

A través de su lente, Nacho López retrató al México de los años 50 con un sentido crítico.

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Una fotografía es un registro, pero también un haiku. Es un instante de tiempo. Shiki, poeta japonés, escribió: Una gota de rocío / es una gota de rocío / y sin embargo / y sin embargo. Y así con esas pocas palabras uno puede entender que la vida es frágil, efímera, mágica, misteriosa, inmensa, esto y mucho más. Lo mismo sucede con una imagen.

Una mujer esbelta, avanza, serena, montada en sus tacones atrayendo la mirada de todos. Y viendo esa imagen vemos también la Ciudad de México, la que fuera la Ciudad de México. Vemos también la ciudad mientras un joven infla un burbuja, atrás está Bellas Artes. Ese edificio, un emblema, esta ahí. Hay un organillero. Sostiene su pesado instrumento alemán. Hay coches estacionados, hay bombillas iluminadas. Hay niños sorprendidos por el fotógrafo. En el fondo está el Monumento a la Revolución. Como el edificio de Bellas Artes está ahí, como desde siempre.

Alguien camina sin prisa. Lleva un maniquí. Usa sombrero. Toma el maniquí de las nalgas, unas niñas lo miran incrédulas. De pronto un grupo de personas se detiene. Uno y otro y otro levanta la mirada. Están en el centro. Hay locales y edificios del Centro Histórico. Hay una certeza, la ciudad existe todavía, y por qué no, alguien pedalea una bicicleta y alguien más arrastra un cerdo en un carrito.

Nacho López fue periodista, fotoperiodista. Hizo muchas fotografías, su archivo en La Fototeca Nacional tiene 33 000 imágenes,  y su trabajo está ampliamente reconocido. Capturó entre muchas cosas la Ciudad de México. Tuvo el ojo para dejarnos un registro que permite hoy reconocernos y entender la evolución de una ciudad vertiginosa. Nació en Tampico en 1923 y murió en la Ciudad de México en 1986. Desde el comienzo de su carrera se interesó por una fotografía directa que rechazaba lo exótico de México. Prefirió igualmente enfocarse en la gente de la ciudad y no en los políticos ni el mundo de la farándula.

Se le ocurrió que podía hacer "ensayos fotográficos" que publicó en los años cincuenta en distintas revistas hoy desaparecidas como Pulso, Mañana, Hoy, Rotofoto o Siempre! Luego trabajó en el cine varios años y aunque eso llenó una buena parte de su tiempo, siguió tomando fotografías que durante los años  sesenta exhibía en exposiciones con el grupo llamado los Interioristas. En los setentas y ochentas trabajó para el Instituto Nacional Indigenista y muchas de sus fotos la sigue utilizando la Secretaría de Relaciones Exteriores.

Aunque la obra de Nacho López es muy amplia, su aportación fundamental, además de formar como profesor en la UNAM y la Universidad Veracruzana a muchos jóvenes, son sus imágenes de la Ciudad de México. Retrató el México de los cincuenta con un sentido crítico con respecto a los inconvenientes del desarrollo económico, pero sin que esto estorbara a la belleza. Si cierro los ojos y pienso en la ciudad, la veo en el blanco y negro de Nacho López.

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