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Posada del Sol, la tenebrosa belleza de un hotel abandonado en la Doctores

La Posada del Sol, un espacio en la ciudad con tintes siniestros.

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Las historias de horror se transmiten de generación en generación. Los casos reales y documentados de casas embrujadas, hoteles malditos y lugares sombríos como lo es La Posada del Sol.

Este hotel abandonado está situado en la colonia Doctores, sobre la avenida Niños Héroes en el número 139. Es un lugar abrumador, glorioso y siniestro. Algunas historias afirman que Fernando Saldaña Galván, su dueño y arquitecto, se suicidó al colgarse de una sucursal en el patio. Como sea, cuando miras el edificio parece ser una fachada normal, abandonada. Pero sin duda alguna, la atmósfera que define a este lugar es macabra.

Fernando Saldaña Galván creó esta Posada, en conjunto con un centro cultural donde fuera posible reunir intelectuales. De ahí, que el lugar combina íconos de la mitología griega con personajes de la Revolución Mexicana, creando un collage de diferentes ideologías. Las piedras también contienen gran cantidad de inscripciones, objetos de herrería oxidados, piedras talladas y bultos sin forma obvia.

La Posada se mantuvo abierta al público solo 8 meses. Hay tres teorías que explican el porqué de la vida tan corta de este hotel. La primera versión afirma que los problemas se debieron a las deudas contraídas para terminar esta obra de arte. Las deudas eran tan significativas que incluso el arquitecto no podía hacerles frente. En ese momento, decidió redirigir los fondos públicos a su monumento, con la esperanza de que el gobierno no se diera cuenta.

La segunda teoría tiene que ver con las guerras políticas entre los antecesores de Saldaña que hicieron todo lo posible para destruir a su oponente. La última razón dice que tiene que ver con la masonería,  la razón principal después de que se terminó la construcción de La Posada.

Estas instalaciones se han utilizado para varios fines. Fue sede del Instituto Nacional para el Desarrollo Comunitario y la Vivienda Rural (IDECO), el Instituto Nacional Indígena (INII), la Oficina del Fiscal del Estado del DF (PGJDF) y el Sistema Nacional para el Desarrollo Integral de la Familia (DIF). Y en los últimos tiempos, se utilizó como sala de cine y almacenamiento de muebles incautados.

En los años 60 una niña pequeña se perdió del jardín de niños de los empleados, cuando era  sede del IDECO; y no fue hasta después de varias horas de investigación, que su cadáver fue encontrado en uno de los sótanos ocultos del edificio. A partir de ese momento, el espíritu de esta niña deambula y sorprende a los visitantes de ese lugar, pidiéndoles que la guarden en la memoria cuidando el altar que se construyó en el lugar donde murió.

El vestido de niña colgado sobre una mesa con todo tipo de regalos. Puedes ver muchos dulces, juguetes, fotografías gastadas, flores y velas. Hay otro altar en otra habitación, bloqueado desde adentro por una gran cantidad de escombros. Este altar contiene cabezas de muñecas antiguas. En la parte trasera de la pared que separa esta segunda habitación del altar de la niña, hay un pequeño nicho que parece una tumba. Hay un dibujo de una cruz en la pared y una cruz de madera que decora la tumba.

También se dice que hay cráneos y huesos humanos dentro de este edificio, mismos que pertenecen a 40 personas diferentes y se encontraron en los túneles entre paredes dobles. Hay personas que creen que los sacrificios humanos rituales se realizaron en La Posada. Sin embargo, también podría ser una prueba de algo mucho más oscuro: ejecuciones frecuentes durante demostraciones de estudiantes en los años 70.

Es muy probable que el Negro Durazo (Jefe de Policía en 1976-1982, conocido por múltiples cargos de corrupción, extorsión, contrabando, etc.) y su gente hayan utilizado esos túneles para torturar a muchos jóvenes que han desaparecido a través de ese capítulo oscuro de la historia mexicana. Esto ya que la Posada está  situada cerca de las varias instalaciones de la policía judicial de aquel entonces, haciendo imposible rastrear o detectar los gritos desde afuera, lo que convierte a la Posada en una prisión perfecta.

Como sea, todos los escombros, salones vacíos con gran eco, sótanos oscuros, ventanales enlamados, paredes empolvadas y un terrorífico jardín, hacen de la Posada del Sol un magnífico recinto para alimentar el terror que vive en nosotros. Aquí te dejamos más fotos tomadas por el Dazzling News.

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