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Huitzilopochtli y la Navidad: la historia de un festejo

Huitzilopochtli

Los mexicas celebraban el nacimiento de Huitzilopochtli en las mismas fechas que occidente  festeja el nacimiento de Jesús.

La navidad o natividad (nacimiento) es sin duda una de las fiestas más importantes y populares en todo el mundo. Como comúnmente se sabe esta fiesta comenzó a realizarse para celebrar el nacimiento de Jesús, que en realidad no nació en esa fecha, si no que esta fue escogida por Constantino I el Grande, ya que ese mismo día de diciembre se celebraba el Festival del nacimiento del dios Sol Invictus. La intención de juntar el natalicio de Jesús y el del dios del Sol, era facilitar la conversión de los paganos al cristianismo, religión que se haría oficial en ese siglo (IV d.n.e.).

A partir de aquí esta celebración fue poco a poco cobrando fuerza hasta convertirse en el fenómeno masivo que es hoy en día.

En México particularmente, el festejo de la navidad comenzó asociado a uno de los dioses principales de una civilizavión bélica . Los misioneros aprovecharon que los mexicas (aztecas) celebraban el nacimiento de Huitzilopochtli, dios de la guerra o niño Sol, por los mismos días que en el viejo mundo conmemoraba el nacimiento de Jesús. Con esta fusuón de las tradiciones la tarea de evangelizar resultó más fácil.

Huitzilopochtli era de las deidades primordiales para los mexicas y el primer día de las fiestas dedicadas a él, llamadas Panquetzaliztli, se realizaba una ceremonia para homenajear su nacimiento el 21 de diciembre. Los aztecas hacían fiestas en todas las casas y se obsequiaba a los invitados comida y unas estatuillas hechas de maíz azul. Casualmente el 24 de diciembre era el día en que el sol resurgía después del solsticio de invierno que era el 21, y para verlo renacer se celebraba con rituales y danzas.

Los historiadores señalan que la primera navidad de la que se tiene registro fue celebrada en 1526; Fray Pedro de Gante, un misionero franciscano, le escribió al rey Carlos V sobre la celebración que realizaron los españoles con los indígenas.

Es entonces que a partir del contacto de los españoles con el Nuevo Mundo, comienza a celebrarse la natividad, que cargada de oraciones, villancicos y un gran espíritu religioso logró poco a poco reemplazar la importante celebración al dios Huichilobos, como lo llamaban los españoles, que se encargaron fervientemente de transformar su reputación en algo diabólico.

Cada 24 de diciembre en los atrios de las iglesias se comienzan a hacer representaciones vivas, procesiones, se rezaba el rosario y al día siguiente desde muy temprano se realizaban oficios en las iglesias. Los mexicas estaban acostumbrados a celebrar en estas fechas, entonces cuando los misioneros les dicen que esta celebración es para el hijo del sol, el hijo de Dios, resulta relativamente sencillo intercambiar una cosa por la otra.

Es así que los días de Huiztilopochtli se vuelven los días de Jesús y durante la época colonial al igual que en la época prehispánica, la navidad se torna una celebración de la comunidad entera, donde lo primordial es la cuestión adoratoria.

A partir de 1587 comenzaron a celebrarse las posadas cuando los monjes aprovecharon una vez más la celebración de Huitzilopochtli para organizar una representación cada día de los nueve anteriores a la Navidad donde mostraban a los indios personajes vestidos a la usanza romana, imperio que vio nacer a Cristo. En poco tiempo estas representaciones fueron adoptadas por los pueblos recién evangelizados y las posadas pasaron a ser tradición del festejo navideño.

La celebración creció y evolucionó con el tiempo. Ya en el siglo XIX, durante el breve reinado de Maximiliano de Habsburgo (1864-1867), se introdujo el hábito de decorar el árbol. Esta tradición tendría una interrupción después de su fusilamiento ya que todas las costumbres establecidas por él serían desprestigiadas; pero en 1878 Miguel Negrete, rival de Porfirio Díaz, adornó un enorme árbol de forma tan espectacular que se ganó los elogios de todos los ciudadanos y hasta de la prensa.

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