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Una ciudad que estaba en manos de Mario Pani y José Luis Cuevas, parecía ser el sueño de miles de personas, además de un plan sin fallas, al menos en la época. Además, se trataba de un diseño inspirado en los estudios de Herman Henrey, y un modelo urbanístico orgánico circular cuyo propósito resolvería muchos problemas que había traído la creciente urbanización de la CDMX.
Así que el 9 de enero de 1957 se aprobó la construcción de Ciudad Satélite, con amplias viviendas semejantes a los suburbios estadounidenses, con una rápida comunicación y una pare de la autopista México-Querétaro en Naucalpan de Juárez, municipio del Estado de México.
La creación de ciudad satélite, estuvo pensada para resolver los problemas viales de las metrópolis, emulando a Estados Unidos en un sistema vial giratorio, de un solo sentido y sin interrupciones por cruceros. Esto era para optimizar la circulación de los coches y como principio escenográfico del paisaje urbano moderno. Así que Satélite se conforma de 31 circuitos que eran la “Ciudad del Mañana”.
Además de los circuitos, el sistema tenía súper manzanas, contempló la separación de la zona comercial y zona habitacional, ésta última con áreas verdes comunes o privadas que varían en extensión y a gusto del habitante, con casas de gran tamaño, de dos o tres niveles, tres o cuatro habitaciones, con salones amplios, muy al estilo de las casas modernistas norteamericanas; este mismo modelo sigue vigente en Estados Unidos.
Sin duda fue una idea increíble y que fascinó a miles de personas. Además, de que las casas se construyeron a gusto de cada familia, por lo que en una misma calle se pueden encontrar una casa con techo a dos aguas, con azotea, estilo minimalista, estilo modernista norteamericano o colonial.
Los primeros colonos encontraban todos los servicios necesarios para una vida digna en una zona de recorrido que no superaba los 15 minutos. 50 años después, debido al aumento del tránsito de los circuitos internos, es posible hacer hasta 45 minutos debido al crecimiento poblacional y a la poca fluidez de las vías internas.
“La ciudad del futuro” tuvo muchos inconvenientes debido al origen económico y las políticas que se establecieron para reducir costos. Debido a la falta de leyes de desarrollo urbano, la venta de lotes se disparó a los cuatro meses de que terminara su administración el ejecutivo local, los lotes se abarataron y algunas de las construcciones se edificaron en lugares que no se habían considerado útiles para asentar viviendas.
La llegada de una mayor cantidad de gente que llegó a Ciudad Satélite y que tuvo consecuencias directas en la capacidad del sistema de drenaje, el aumento de automóviles en las calles y en el tránsito vehicular. El proyecto arrancó, en 1958 con la construcción de 10 mil lotes para vivienda, y hoy esta cifra se ha elevado a 50 mil habitantes.
El proyecto de Ciudad Satélite fue en origen destinado para la clase media trabajadora que saturaba Ciudad de México, pero la cantidad de gente que llegó hizo que rápidamente se agotaron los acuíferos, que se acelerara la industrialización y el crecimiento poblacional en el Valle de México y la capital del país.
Con el tiempo las zonas destinadas a ser áreas verdes fueron lotificadas y vendidas, se reprodujeron los problemas del tráfico vehicular, no hubo lugar para los peatones, contaminación del aire y escasez de agua potable, inundaciones cada temporada de lluvia y un largo etcétera.
“No hay duda del papel que ha tenido el agua para determinar su ubicación y edificación de las grandes ciudades y consecuentemente la sobreexplotación de los acuíferos y las severas alteraciones de esta cuenca que, desde la Colonia, los fenómenos de escasez o abundancia han impactado en la vida cotidiana”.
Además, la topografía de la zona más los errores de cálculo de los ingenieros provocó que fueran abandonados, las dificultades del terreno y el aumento de la población provocaron más errores en los cálculos, haciendo una ciudad tan compleja como la que tenemos hoy en día.
Dentro de esta localidad poblana es común escuchar leyendas, que han pasado de generación en generación, sobre la existencia de un templo prehispánico o teocalli, el cual ocupó la cima del cerro San Miguel antes de la llegada de los españoles, y de la construcción de la actual capilla consagrada al conocido arcángel.
Hasta la fecha, no se habían realizado exploraciones arqueológicas que demostraran o refutaran dicha creencia; no obstante, en recientes trabajos de salvamento arqueológico, realizados por la Secretaría de Cultura del Gobierno de México, a través del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), se hallaron vestigios que confirman, en este caso, la veracidad de dichas leyendas.
Desarrollado en el marco de las obras que la Secretaría de Infraestructura del Gobierno de Puebla y el Ayuntamiento de Atlixco emprenden para renovar la iluminación de la capilla de San Miguel Arcángel y rehabilitar los andadores y miradores del cerro homónimo, el citado proyecto del Centro INAH Puebla indagó en el atrio del inmueble católico, entre julio y agosto de 2023.
Ahí, un equipo de trabajadores, coordinado por los arqueólogos del INAH, Miguel Medina Jaen y Carlos Cedillo Ortega, con la colaboración de la arqueóloga Elvia Cristina Sánchez de la Barquera, emprendió una serie de sondeos al interior y exterior del atrio, con los cuales se localizaron capas gruesas de rellenos constructivos, hechos con tierra y piedras.
De acuerdo con los especialistas, estos rellenos fueron un esfuerzo de los pobladores del antiguo señorío de Cuauhquechollan –nombre nahua de Atlixco, el cual significa “el lugar del águila del plumaje precioso”– para nivelar la cima rocosa de este monte de origen volcánico, el cual tiene una peculiar forma piramidal.
En dichos rellenos se recuperaron fragmentos de vasijas de barro, así como herramientas y ornamentos de piedra, cuya antigüedad, en general, abarca el primer milenio de nuestra era, es decir, corresponden del periodo Preclásico Tardío al Posclásico Temprano mesoamericanos.
Ante estas evidencias, se programó un pozo más, a excavarse en el atrio de la iglesia, con el objetivo de verificar la existencia de algún piso o de restos del templo que habría sido construido en la cima del cerro en la época prehispánica.
Realizado al norte de la capilla, dicho pozo permitió ubicar, a escasos 25 centímetros bajo el nivel actual del atrio, restos de un piso de cal y arena, de origen prehispánico, delimitado por un muro de piedras pegadas con lodo.
Además, 90 centímetros debajo de ese muro de piedras –deteriorado por el paso del tiempo y la construcción de la propia capilla virreinal–, se halló un segundo piso, el cual permite a los arqueólogos afirmar que sí existió un teocalli en la cumbre del cerro San Miguel, y que este tuvo, al menos, dos etapas constructivas.
En este momento, no es posible determinar a qué divinidad pudo estar asociado el templo, puesto que los arqueólogos señalan que fuentes históricas, como la Monarquía Indiana, de fray Juan de Torquemada, y la tradición oral de Atlixco, refieren que las deidades a las que se le rendía culto pudieron ser Quetzalcóatl (creador y civilizador de la humanidad), Tláloc (dador de lluvia) o Macuilxóchitl (uno de los patrones del juego, la danza, el placer y las fiestas).
Probablemente, concluyen los expertos, otros segmentos del teocalli y mayores pistas para aclarar cuál era su deidad titular aún yacen bajo la capilla virreinal de San Miguel Arcángel. Aún con este halo de misterio, la confirmación arqueológica de aquella antigua creencia popular de más de 400 años, ayudará a fortalecer la identidad de las y los atlixquenses.
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Con el fin de hablar de sostenibilidad, programas ecológicos, tiendas de cero residuos y grupos defensores del medio ambiente, una popular revista de destinos culturales se ha dado a la tarea, desde hace varios años, de hacer la encuesta de las ciudades más geniales para visitar.
Se han destacado los negocios y lugares de interés de cada barrio, donde hay lugares exóticos, algunos otros son los mismos sitios de siempre, pero sobre todo ciudades llenas de “sabor, autenticidad, excelencia y un ingrediente secreto”.
En otros años, Jalatlaco en Oaxaca había ingresado a la lista en el puesto 17, por ser un barrio con calles empedradas, casas coloridas y arte callejero; además de su celebración de Día de Muertos. Otra vez fue la colonia Juárez de la CDMX en el puesto 19 y así en las últimas listas.
Para clasificar los barrios se tomaron en diversos aspectos como la comida, bebida, vida nocturna, cultura, espíritu de la comunidad, resiliencia y sostenibilidad. Mediante estas características y encuestas a habitantes y expertos, se definieron los lugares. Para definir las ciudades se lleva a cabo una encuesta a cerca de 27.000 personas que viven en ciudades de todo el mundo.
Como cada año, la revista Time Out presentó la lista de “Los 49 barrios más geniales del mundo 2023”, entre los cuales destacó la aparición de dos lugares ubicados en nuestro país.
El Centro Histórico de la CDMX se encuentra en la lista por la diversidad cultural que se reinterpretó y actualizó ofreciendo una oferta virtual. Los museos, por ejemplo, lanzaron el Contigo en la Distancia: una página donde compartieron recorridos de realidad virtual, juegos de mesa imprimibles, videos de charlas y conciertos pasados.
El zócalo de la ciudad siempre ha sido muy transitado, sobre todo sitios como la Alameda Central, el Zócalo y la calle Madero suelen ser lugares bien concurridos; en donde puedes comer unos deliciosos y jugosos tacos al pastor como los que se venden en el Huequito.
El zócalo es un sitio que se camina, en donde se conoce gente y un sitio para que la gente vaya a comer algo delicioso y tradicional o beber todo el día en una cantina. Además, es el punto neurálgico para organizar recorridos y marchas, y un sitio abierto para los bares LGBTQ+ que se encuentra a unas calles de un museo y de un centro cultural.
Además hay sitio para las zonas arqueológicas, para desayunos tradicionales y modernos como los del mercado de Plaza Garibaldi, desde pozole hasta quesadillas, aquí encontrarás lo mejor de la cocina mexicana. En el Centro Histórico, todos los días son de fiesta.
En la posición número 42 se encuentra el Centro de Oaxaca. Y bueno, es que el corazón de Oaxaca está lleno de artistas, chefs increíbles, el mercado de artesanías y galerías en cada calle. Aunque se describió como “Montañas, mezcal y memelas”, Oaxaca es mucho más.
Nørrebro en Copenhague, quien está en el número 1 ya que es una ciudad multicultural con una altísima presencia de inmigrantes, especialmente procedentes de países musulmanes. Sin embargo, esto no quiere decir que sea una zona prohibida para los daneses, que también viven en ella de un modo completamente normal.
La gente de Nørrebro se caracteriza por ser abierta y tolerante, ya que convive con muchas otras personas de diferentes lenguas, credos y procedencias. Es normal encontrar carteles escritos en danés, árabe o en inglés y en sus tiendas se pueden encontrar toda clase de productos.
Andersonville, en Chicago, con una gran escena LGBTQ+ y sus espacios verdes, ocupó el segundo lugar y Jongno 3-ga, en Seúl, Corea del Sur, obtuvo el tercer lugar. Leith, en Edimburgo, y Vilnius, en Lituania completan los 5 primeros lugares.
Nørrebro, Copenhague, Dinamarca
Andersonville, Chicago, Estados Unidos
Jongno 3-ga, Seúl, Corea del Sur
Leith, Edimburgo, Escocia
Distrito de la Estación, Vilnius, Lituania
Chelsea, Nueva York, Estados Unidos
Distrito XI, Budapest, Hungría
Ngor, Dakar, Senegal
Sai Kung, Hong Kong
Richmond, Melbourne, Australia
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