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Cuál es la leyenda que esconde la calle República de Cuba en CDMX

Una de las calles más céntricas de la capital fue donde vivió junto a su esposo, Marina, mejor conocida como la Malinche.

 

República de Cuba es una de las calles más pequeñas del Centro Histórico de la Ciudad de México. Inicia en la Plaza de Santo Domingo y termina en el eje central, con solo cinco cuadras. Se encuentra dentro del trazo de damero diseñado por Alonso García Bravo que recibió en algunos de sus tramos diversos nombres como Ballesteros, Jaramillo, entre otras.

Fue en 1921, que José Vasconcelos, celebrando el centenario de la consumación de la Independencia de México renombró muchas calles del centro con el nombre de las naciones latinoamericanas que primero reconocieron al nuevo país.

Esta calle se llamaba Calle de Medinas y en la antigua calle del Águila, y aquí se estableció el arquitecto y escultor Isidoro Vicente de Balbás en 1748. Además de la citada plaza de Santo Domingo y sus portales, en esta calle se encuentran algunos edificios de gran valor histórico y artístico, así como una gran leyenda.

Después de consumada la conquista, albergó la casa de un sujeto llamado Juan Jaramillo y su esposa Doña Marina, mejor recordada como la Malinche. Durante ese periodo se llamó de la misma forma, calle Juan Jaramillo, de acuerdo con el acta de cabildo de 27 de octubre de 1527:

"En la calle de Santo Domingo, linde con una parte con casas de Bartolomé de Perales, y de la otra parte con la Calle Real, donde vive Juan Jaramillo". Aparentemente dicha casa se encontraba en la esquina de esa calle, ya que lindaba con la calle de Santo Domingo, según los escritos del tomo II de las Disertaciones de Lucas Alemán.

Una de los misterios sin resolver fue el sitio exacto en que vivió Jaramillo junto a su primera esposa, doña Marina, quien fue la célebre intérprete de Hernán Cortés. Según información recolectada, dicho personaje nació en Villanueva de Balcarrota, en Salvatierra, según Dorantes de Carranza. Fue hijo de Alonso Jaramillo y de Mencía de Matos, estuvo presente durante la conquista de Tierra Firme y de la Española, y posteriormente arribó con Cortés hasta la Nueva España.

Mientras estuvo en México se desempeñó como capitán de uno de los bergantines y después acompañó a Hernán a la expedición de las Hibueras, quien durante el trayecto casó a Jaramillo con Marina, sin embargo, se divulgó el rumor de que no se encontraba en su juicio en el momento que se desposó con la Malinche.

En su regreso a la capital, Juan se estableció en el centro de la ciudad y desempeño el cargo de Alférez Real, por lo que vivió con su familia y estuvo a cargo de muchas armas y caballos, debido a sus servicios y a los de su esposa, otorgándole la encomienda del pueblo de Xilotepec.

También contaba con un solar para huerta ubicado en la calzada de San Cosme, para el 20 de julio de 1528 se hizo de otro terreno para que edificara una huerta o viña, el terreno cercado y con árboles que había sido de Moctezuma, estaba situado sobre Coyoacán, lindando con el río que venía de Acapulco.

Tuvieron una hija, María Jaramillo y su marido, Luis de Quesada, reclamaban la posesión de los pueblos que les habían quitado Juan Jaramillo para dárselos a su segunda mujer, contra todo derecho, pues las cédulas de sucesión en las encomiendas ordenaban que éstas se heredaban por los hijos de aquellos a quienes habían sido concedidos.

Para 1915 también salió a la luz un memorial presentado por Cortés a finales de 1605, en el que detalló a profundidad datos referentes a los hijos de la Malinche. Pero aún así, todavía no hay tantos detalles sobre el tema, y seguramente no los habrá, al menos en un futuro cercano.

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