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Confirman que existió una aldea teotihuacana en Coyoacán mil 700 años

Foto destacada: INAH

Desde huellas de antiguos arroyos, círculos de piedra y una treintena de entierros han sido hallados en Coyoacán.

 

A la fecha todavía se siguen descubriendo vestigios de los más de 22 kilómetros cuadrados que abarcó Teotihuacán. Y al sur de CDMX, en las proximidades de avenida Coyoacán y Universidad, existió una de esas 77 pequeñas aldeas teotihuacanas que citaban William T. Sanders y sus colaboradores en su magno proyecto sobre los patrones de asentamiento en esta región.

Esa vieja metrópoli se expandió en la Cuenca de México con una decena de centros provinciales, un centenar de aldeas entre grandes y pequeñas, centena y media de villorrios, y nueve recintos ceremoniales.

 

En 1977, a propósito de lo que sería la construcción del Centro Corporativo Bancomer, se llevó a cabo un salvamento arqueológico que permitió el reconocimiento de dicha aldea. Cuatro décadas después de esa primera exploración, arqueólogos del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) han regresado al espacio para ampliar el conocimiento sobre ese antiguo caserío. Un equipo a cargo del experto de la Dirección de Salvamento Arqueológico (DSA), Alberto Mena Cruz, excava distintos contextos prehispánicos que se localizan entre el frente del edificio (concebido por el arquitecto Juan Sordo Madaleno con José Adolfo Wiechers y Augusto H. Álvarez) y la acera de Real de Mayorazgo.

Este arqueólogo busca el asentamiento prehispánico de Xoco, "Lugar junto a los tejocotes", en Coyoacán. Los restos arquitectónicos, la tipología cerámica, piezas líticas y enterramientos que han ido registrando en los diferentes frentes de excavación, señalan que esta pequeña aldea teotihuacana tuvo su auge hace mil 700 años.

 

En los distintos frentes se han identificado diversos contextos: desde las huellas de antiguos arroyos que se alimentaban de los ríos Churubusco y Magdalena; a las evidencias arquitectónicas de unidades habitacionales; círculos de piedra que tuvieron una función ritual o para contener el agua, y una treintena de enterramientos humanos, así como de un par de cánidos.

Las labores arqueológicas se han concentrado en 40 por ciento del terreno removiendo grandes volúmenes de tierra.  En un par de sitios es posible observar la conformación de los conjuntos teotihuacanos: cuatro cuartos dispuestos en torno a un patio central.

 

 

A partir de los 30 entierros que se han registrado, se identificó un patrón de enterramiento para la Cuenca de México en la época teotihuacana. Las inhumaciones se han localizado asociadas a concentraciones de cerámica y figurillas alrededor de elementos circulares que quizá tuvieron una función ritual.

También se han recuperado once entierros de época teotihuacana que estaban asociados a concentraciones de material, y también registró un entierro de la fase tolteca y vasijas de los tipo Jara Anaranjado Pulido y Macana Rojo sobre Café.

 

 

La gran bodega de materiales de este salvamento arqueológico se puede considerar un frente de trabajo aparte, ya que se han analizados 230 mil tepalcates o fragmentos cerámicos, que van desde los tiestos teotihuacanos, coyotlatelco, toltecas y aztecas, hasta la escasa cerámica colonial encontrada en el lugar y materiales de épocas moderna y contemporánea.

Alberto Mena Cruz, responsable del proyecto en Universidad 1200, concluye que a más de 10 meses de exploración se ha ido conformando una idea del asentamiento tipo aldeano que se estableció ahí hace mil 700 años, pero quedan interrogantes acerca del modo de vida y el sustento de sus habitantes. Los restos de esas viviendas teotihuacanas quedarán protegidas dentro del proyecto inmobiliario que se realizará en el predio.

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