Al diseñador industrial Juan Pablo Ballesteros le ocurrió este restaurante. Y estando en la familia el don de los buenos negocios culinarios (su bisabuelo fundó el legendario Café Tacuba), era de esperarse el concepto vanguardista de Los Limosneros, cuyo equipo está conformado por los reconocidos chefs Lola Martín del Campo, José Luis Curiel y Pablo Figueroa (por cierto chef del Meritiamo de la Roma). Y si el mando de la cocina y el precioso trabajo de cantera ?aunado al concepto revolucionario de rescatar superficies abandonadas? no te anima a probarlo, te das un recorrido eficaz por su menú:

De entrada puedes empezar con la crema de frijol o con unas flautas de jícama con salsa de molcajete y chapulines machacados, exquisito. Para el plato fuerte, es difícil elegir por las extensas posibilidades, pero son altamente recomendables la chuletas de cordero con salsa negada y las carnitas de conejo y chicharrón de queso con "cuitlacoche" (ingrediente muy recurrente en varios de sus platillos). Para maridar hay cervezas artesanales mexicanas, fermentadas con calabaza de castilla o maíz, agua fresca del día y por supuesto un sugerente catálogo de mezales oaxaqueños.

Es un deber, para todo aquel amante de la cultura culinaria mexicana, visitar Los Limosneros, un restaurante que apuesta por el diseño de vanguardia y los platillos tradicionales, de la mano de ornamentos de nuestra propia tradición endémica.