Las fotografías son la documentación más fiel de la realidad (o al menos así se percibe en la cultura). Ahora que transitamos en la época de la imagen, una fotografía suele ser el registro más contundente para que percibamos algo como certero; incluso hoy en que es más fácil que nunca truquear una foto. Sin embargo, por casi 150 años los humanos hemos tomado fotografías como un modo de arte, pero también como un vestigio que podemos dejar como prueba para los otros: un compartir aquello que tuvimos la oportunidad de atestiguar.
En el siglo pasado, la ciudad de México y el país tuvieron frenéticos cambios que fueron registrados gracias a que en este tiempo era ya común la presencia de cámaras fotográficas entre los ciudadanos y no sólo entre los profesionales. Así, el conjunto entre imagen y una realidad social efervescente arrojó una documentación de la historia del DF que quedó grabada en icónicas fotografías.