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Y tú, ¿cómo experimentas la sexualidad en la ciudad de México?

Hablar de sexualidad nunca es labor sencilla, en especial cuando se va a escribir acerca de ese tema en la ciudad de México. Son dos elementos que, si no se tiene un poco de cuidado, pueden abordarse tramposamente. Finalmente, ¿qué hay en común entre estos dos?

Según los expertos, son dos construcciones sociales. Pueden analizarse desde premisas biologicistas, sociológicas, antropológicas, históricas y psicológicas. Se comprenden por consiguiente como dos factores evolutivos que influyen entre sí, dando vida a prácticas diarias según el contexto temporal y cultural (y no forzosamente saludables o placenteras). Las experimentamos con una fascinación que ejerce la virilidad sobre las personas, los fantasmas que alimenta y los valores que reinan en la libertad sexual. Sin embargo una llega a cuestionarse: ¿cómo es la tan aclamada experiencia sexual en una ciudad como la nuestra?

En una sociedad falocéntrica y católica como la mexicana, donde todavía rigen muchas costumbres antiguas sobre nuestras prácticas diarias, aún existen mitos y prejuicios que envician la salud sexual. Basta con revisar un poco la Biblia donde San Pablo explicaba en los Corintios (7,29) que la castidad se convertiría el camino directo a la purificación al limitar la vida sexual sólo al cuadro conyugal (y a veces, ¡ni con tu esposx tenías el permiso clerical!), condenar el aborto, despreciar la "pasión amorosa", desacreditar la bisexualidad, menospreciar y anestesiar el cuerpo humano tal y como es, entre otras prácticas. Inclusive, se especificó entre el siglo V y  el siglo XII una gran cantidad de pecados de piel con base en tres nociones principales: la que señala toda conducta sexual es ilegítima (aún dentro del matrimonio, la masturbación, las erecciones y eyaculaciones involuntarias), la de la concupiscencia y el lujo. La actualidad sexual parece no encontrarse tan lejos de aquella remota época donde evolucionó la asimilación del pecado original como el pecado de la piel (aun cuando el pecado original es un pecado del espíritu que tiene apetito del conocimiento). 

Por lo que, ¿cómo se puede vivir la sexualidad con esas prácticas tan antiguamente actuales?

Con vergüenza.

Si no, ¿quién se atreve a expresar su sexualidad activa frente a sus familiares sin un ápice de vergüenza o remordimiento?, ¿quién no se ha sorprendido por la variedad de acrobacias, prácticas y juguetes sexuales que existen y simplemente se ignoraba?, ¿quién ha sido capaz de entrar a una sex shop o a una condonería sin percibirse así mismx como un pervertidx o degeneradx?, ¿quién no sobrevive a los micromachismos en la cama fingiendo orgasmos o cuestionándose cuán viril es?, ¿quién puede hablar abierta y conscientemente de las prácticas sexuales más saludables de sus experiencias?, ¿quién no ha sido víctima de críticas por ejercer sus derechos sexuales?

La educación sexual en México es un tema delicado, cuyos enfoques principales son los métodos anticonceptivos como planificación de vida, la violencia en la pareja y las infecciones de transmisión sexual. Los temas más allá de estos ejes educativos desaparecen en el limbo de la prueba y ensayo de las experiencias personales, hasta que caen en nuestras manos las pastillas del día siguiente, embarazos no deseados, ITS, una relación de pareja con base en la manipulación o el abuso, trastornos sexuales como dispareunia, vaginismo, eyaculación precoz o disfunción eréctil.

Esta distorsión que procura adaptarse a las expectativas sociales conllevan a una constante donde se plantea una vida casta y socialmente aceptada y, al mismo tiempo, la búsqueda de placer y de conocimiento erótico a través de prácticas sexuales de riesgo. Por ejemplo, en los últimos meses una parte de la adolescencia en la ciudad de México ha conocido un juego peculiar: un grupo de chicos (incluyendo los mejores de la clase) se sientan en una hilera para esperar a penetrar a una chica (quien acepta a cambio de que le compren un lunch) según el cambio de música. El perdedor será el primero que se venga. En esta práctica queda fuera, por supuesto, el conocimiento de los padres, de los educadores, de las buenas calificaciones y sobre todo el uso de algún condón.

 

Sin llegar a extremos, esta doble vida puede coexistir en pequeñas dosis. Basta con echar un vistazo a nuestras prácticas más comunes para comprender las experiencias relacionadas con la sexualidad: ¿No han sentido la mirada juzgadora de sus padres al encontrarse condones en su recámara (en especial si son mujeres solteras)? ¿No se han exigido ser deseables a través de la predominancia de ciertas áreas corporales para atraer las miradas de otras personas? ¿No han tenido que ocultar hasta el fondo de los cajones de ropa algún juguete sexual, como un vibrador o una bala? ¿No han tenido que mentir que están en algún lado menos en el hotel donde pasarán gran parte del tiempo?

Esta situación sólo ha provocado toda una serie de eventos que sólo incrementan la tasa de embarazos no deseados, abortos, infecciones de transmisión sexual, trastornos, disforias y síndromes sexuales, etcétera. Y la supuesta información disponible cuenta con base en la experiencia de amigxs cercanxs, internet y pornografía, los cuales están bañados de premisas enfocadas en penes, vaginas, senos, penes-vaginas, penes-anos, vaginas-vaginas, boca-vagina, boca-pene, boca-ano, dedos-vagina, dedos-pene, dedos-anos. ¿Por qué se debe experimentar la sexualidad como algo tan burdo, cuando se trata de una explosión de sensaciones a lo largo de todo el cuerpo y alma?

La sexualidad en la ciudad de México cuenta con alternativas accesibles para informarse adecuadamente sobre "si se rompió el condón, cuál es la mejor posición o en la que ?más se siente?, si él lo tiene del tamaño del meñique o a ella le huele a pescado", cuáles son las opciones para tener sexo seguro y protegido en parejas heterosexuales y homosexuales; las verdaderas prácticas seguras de comunidades como BDSM (Bondage, Dominance, Sumision/Sadomasochism), swingers, entre otros; la manera más saludable de explorar el erotismo, la equidad de género, los vínculos afectivos y la reproductividad; el modo de reconciliar mente, espíritu y cuerpo a través de la sexualidad; entre otras más. Basta con buscar los libros, artículos serios, cursos, talleres teóricos-vivenciales, la autoexploración en la imaginación, terapias y pláticas informativas adecuadas que permitan liberarnos de esta doble vida sexcial.

¿Dónde?

El armario abierto

(Web)

Agustin Melgar N° 25 Colonia Condesa. C.P. 06140.

Teléfono: (55) 52.86.08.95

Condonería Diversex

(Facebook)

Regina Nº 72, Colonia Centro, 06090 Mexico

diversexcondoneria@hotmail.com

AMSSAC

Tezoquipa 26
Col. La Joya, Del. Tlalpan,
C. P. 14000, México, D. F.

MEXFAM

Ponciano Arriaga 28
Cuauhtémoc, Tabacalera, Ciudad de México, D.F.
01 55 5535 0194

ÚSALO

Federación Mexicana de Educación Sexual y Sexología, A.C.

Agustín Melgar No. 25
Col. Condesa
C.P. 06140 México D.F

5286 0895

 

La vergüenza puede ser el único candado que inhibe la experiencia placentera y segura de la sexualidad. Por consiguiente, en caso que quieras hacer valer tus derechos sexuales, es una obligación el informarse adecuadamente de las prácticas que influyen, sin darnos cuenta, en la percepción tanto de uno como de ese otro. Y si todavía no te convences, al menos hazlo para pasártela bien en el proceso de reconocer a tu ciudad sexual y a ti mismx. 

 

María José C.A.

Psicóloga y educadora sexual

Twitter de la autora: @deixismj

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