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Ciudad verde: Conoce los jardines botánicos alrededor de la CDMX

Los jardínes botánicos, espectros institucionales que se dedican a observar y preservar las especies vegetales.

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La observación de la naturaleza es una práctica universal, entrañable y placentera para cualquier ser humano, al igual que la experimentación con ésta y los cambios místicos que puede llegar a producir en el cuerpo, la mente y el espíritu.

A lo largo de la historia distintos pensadores se han encargado de observarla y valorarla (propio de la palabra valoración: medir o cuantificar), en múltiples compendios que nos muestran por qué es tan importante para el ser vivo conocer las funciones de los vegetales como plantas de transmisión de energía. Los jardínes botánicos -espectros institucionales que se dedican a observar y preservar las especies vegetales -, poseen una interesante raíz en la gnosis hermética (léase a Hermes Trismegisto) de la alquimia, esa experimentación antiquísima que reveló innumerables conocimientos sobre los compuestos químicos de los minerales, y que ulteriormente constituyó el origen de todas las disciplinas científicas que ahora conocemos. Fue gracias a Dioscórides, un médico y botánico griego (seguidor de la alquimia) al que se le debe buena parte de los estudios de especies vegetales. Su obra De Materia Médica, describe unas 600 plantas medicinales (incluyendo la mandrágora), unos 90 minerales y alrededor de 30 sustancias de origen animal.

Podría decirse que fue el primer alquimista del reino vegetal, y el que inspiró a muchos médicos y botánicos del renacimiento para crear concentraciones “verdes” en las que fuese posible estudiar más a fondo las propiedades medicinales de los vegetales. El primer jardín botánico, nombrado como tal, fue el  jardín de las plantas de la universidad de Montpellier en Francia, en 1593; le siguieron al rededor de esos años muchas universidades a lo largo de Europa.

En el Valle de México no se estaba tan aislado de esta idea, ya que desde épocas prehispánicas existían grandes jardines destinados a sus mandatarios, que de igual forma poseían una colección valiosa de especies vegetales con las que se curaba a través de practicas espirituales como las que hoy en día realizan los chamanes. Los aztecas también tenían importantes estudios sobre medicina herbaria y plantas medicinales mexicanas e incluso su dieta alimenticia se basaba en su totalidad de vegetales e insectos.

Los jardines botánicos son importantes para cualquier ciudad, pues es mediante ellos que logramos obtener pseudociencias como la medicina holística y gran parte de la preservación de especies.

Al mismo tiempo son santuarios para ejercer la meditación, para escapar un poco del caos urbano, para disfrutar de la templanza que sus senderos verdosos nos trasmiten y lugares idóneos para refrescar nuestra mente cuando estamos al borde de la ansiedad. La Ciudad de México tiene muchos de estos lugares (incluso la mayoría de Universidades albergan uno), pero para mayor practicidad te presentamos seis de los más bellos:

Jardín Botánico IBUNAM

Un pequeño edén que rememora la belleza de los jardines prehispánicos de Texcoco y Huaxtepec, y la fusiona con el conocimiento científico y tecnológico. El Jardín Botánico del  Instituto de Biología de la UNAM, el segundo más antiguo del país, es un conservatorio de la historia herbaria de México: alberga 24 mil especies de plantas nativas, 300 de estas consideradas en algún nivel de riesgo de extinción.

Más allá del deleite visual que puede producirse con una simple caminata por este florido paisaje vegetal, el Jardín Botánico ofrece una serie de actividades para diversos intereses que puedes consultar aquí.

Dirección: Tercer Circuito exterior, S/N, Ciudad Universitaria Coyoacán
México, D.F, C.P. 04510

Jardín Botánico de Chapultepec

También llamado el Jardín de Plantas. Este hermoso edén se encuentra muy cerca del castillo de Chapultepec, frente al Museo Tamayo Arte Contemporáneo, y exhibe un precioso orquidario con 200 especies, además de plantas domésticas (de ornato, medicinales y alimentarias de clima templado), de humedal, de agaves, de pastizales y llanuras, además de cactáceas y plantas de zonas áridas y con flor.

*Su acceso principal es por Paseo de la Reforma.

Jardín Botánico de CICEANA

Diversas colecciones botánicas se exhiben en este santuario vegetal, como lo es el ecosistema del Pedregal de San Ángel, especies de zona semiárida, agaváceas, crasuláceas, plantas exóticas y plantas de agricultura, medicinales y otras plantas comestibles silvestres. SAe puede aprender sobre su propagación y conservación a través de su itinerario de actividades.

Dirección: Av. Progreso 3, PB El Carmen, Coyoacán

Jardín Botánico de la Benemérita Escuela Nacional de Maestros

Fundado en 1985 por profesores de la Academia de Ciencias Naturales. Cuenta con una colección de 200 ejemplares que representan a 33 familias y 84 géneros, todos ellos arreglados taxonómicamente en 7 áreas: plantas aromáticas, medicinales, ornamentales, hortícolas, cactáceas, frutales y pináceas. Además da asesoría para la identificación de plantas y técnicas de cultivo.

Dirección: Calzada México-Tacuba 75 (esq. con av. de los Maestros), col. Un Hogar Para Nosotros

En los suburbios:

Jardín Etnobotánico del INAH y Museo de Medicina Tradicional y Herbolaria (en Cuernavaca)

Es un espacio que el Instituto Nacional de Antropología e Historia, ha dedicado para conservar y preservar la colección nacional de plantas más grande del país. El jardín etnobotánico alberga más de mil plantas vivas, cada una con un valor social importante, pues forma parte del saber popular y al mismo tiempo goza de una inherente importancia biológica y genética. Cada una de esas especies vegetales han sido utilizadas en épocas prehispánicas y aún ahora se les cataloga como plantas insecticidas, para teñir textiles y pieles y con algún uso ritual, forrajero, ornamental, condimenticio, alimenticio y, por supuesto, medicinal.

Jardín Cosmovitral (en Toluca)

Es una estructura única en su tipo, un jardín botánico hermoso. Sus amplios ventanales en forma de vitrales están compuestos por más de 500 mil fragmentos de vidrio que le dan una estética y luz única a las plantas que forman su acervo.

Este lugar primero fue un encargo en 1910 al ingeniero Manuel Arratia para albergar un mercado municipal al estilo Art Noveau. Luego, aprovechando los ventanales, se adecuaron los vitrales y se convirtió en un jardín botánico. La obra evoca a la relación del humano con el cosmos; temas como la vida y la muerte, el mal y el bien, la materialización y la destrucción, entre otras inquietudes filosóficas humanas, se dibujan a lo largo del espacio. Aquí verás 2, 300 metros cuadrados, que como mínimo, te darán una experiencia visual onírica y surrealista. Es un paseo de colores y un sublime recordatorio de la condición humana.

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